¿Deberías confiar en un finfluencer? Lo que nadie te dice sobre invertir en redes sociales
Los finfluencers son la cara viral de la inversión que pone en jaque la educación financiera.
Desde TikTok hasta YouTube, los influencers financieros (finfluencers) están transformando la forma en la que las nuevas generaciones aprenden (o creen aprender) a invertir.
Bajo el brillo de los reels y promesas de libertad económica, surge una pregunta urgente: ¿estamos ante una revolución educativa o un riesgo viral disfrazado de éxito financiero?
Según expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), la popularidad de los llamados finfluencers -creadores de contenido que ofrecen consejos de inversión en redes sociales- ha crecido de forma exponencial.
Sus seguidores, que se cuentan por millones, los consultan como si se tratara de expertos certificados. Sin embargo, la falta de formación contrastada y los intereses ocultos detrás de muchos de estos consejos pueden llevar a decisiones financieras perjudiciales.
«Pueden influir en los mercados y en los hábitos de inversión de la gente», afirma Silvia Martínez, profesora de Comunicación e investigadora del grupo GAME. Para ella, la transparencia sobre conocimientos, fundamentos y posibles conflictos de interés debería ser una condición mínima para emitir este tipo de contenidos.
La pandemia aceleró este fenómeno: Jóvenes con tiempo libre, acceso a apps de inversión y muchas ganas de ganar dinero rápido, encontraron en estos creadores de contenido un atajo tentador al mundo financiero.
Así, fintechs (empresas que usan la tecnología para ofrecer servicios financieros, como pagos, préstamos, inversiones y más) y finfluencers crearon un ecosistema que parecía democratizar las inversiones, pero que también exponía a los usuarios a importantes riesgos financieros.
En redes hay gente sin preparación e incluso estafadores
Elisabeth Ruiz-Dotras, profesora de Economía y Empresa en la UOC, lanza una advertencia: «En redes sociales hay expertos, pero también hay gente sin preparación e incluso estafadores. El mensaje de que se puede hacer dinero fácil no es realista».
La especialista subraya que sin educación financiera de base, los usuarios están vulnerables. En plataformas donde prima lo viral sobre lo veraz, los consejos de inversión pueden estar más ligados al entretenimiento que a la rigurosidad.
«El mejor comunicador no siempre es el más capacitado”, señala Ruiz-Dotras. “Y sin una base sólida, no se puede aprender de vídeos sueltos de un minuto”.
En resumen, mientras las redes sociales ofrecen un nuevo canal para hablar de dinero, la educación financiera no puede quedar en manos de la popularidad. Saber invertir implica algo más que seguir consejos virales: requiere formación, criterio y sentido crítico.
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