A medida que pasa el tiempo será casi imposible que los candidatos presidenciales de los partidos que irán a las elecciones de julio puedan participar en un debate de ideas, no en presentaciones de propuestas, como ha venido ocurriendo en los últimos días.
Muchos han lamentado que la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios estuviera tan cerca, pero no pudo lograr, de enfrentar a los aspirantes Luis Abinader, Leonel Fernández y Gonzalo Castillo en un debate para que intercambiar ideas y tuvieran la oportunidad de rebatirse en sus propuestas del Gobierno.
De ahí que hay sectores que conciben la idea de que los debates entre candidatos pudieran materializarse con carácter de obligatoriedad estipulados en la Ley Electoral o Ley de Partidos, ya sea la forma más conveniente, lo que facilitaría que la ciudadanía pueda asimilar la capacidad política, discursiva y de concepción de ideas que tengan los diferentes adversarios que quieran llegar a la Presidencia de la República.
Asistencialismo
En muchos tópicos la actual campaña electoral ha sido dirigida hacia la práctica de otorgar ayudas bajo el amparo de los efectos de la pandemia del coronavirus, ya que ninguno de los partidos ha podido diseñar una campaña bien concebida de contactos con los electores, en virtud del protocolo de distanciamiento social y otras medidas para evitar el contagio del virus.
De ahí que la entrega de diversas ayudas ha sido el mejor mecanismo en el que los candidatos se han refugiado dentro del proselitismo, con propuestas aisladas por si ganan las elecciones.
