De violador a terrorista

El termino “violador” es sinónimo en nuestro país y otros latinoamericanos de una persona acusada de violación sexual en contra de otra, o por lo menos es señalado como proclive a tener una conducta tan deleznable como esa.

Es un término en sí muy repugnante y las personas señaladas como tales son despreciadas por sus semejantes.

Hay lugares, como en algunos ciudades de la unión americana, donde es obligatorio que en la puerta de la vivienda donde reside una persona que ha sido condenado por violación sexual, se coloque un aviso con tal información para que los vecinos tomen sus prevenciones.

Y es que los violadores sexuales, además de recibir fuertes castigos penales, tienen que cargar por el resto de sus vidas con el repudio social y un estigma tatuado con tinta indeleble.

Pero el término de “violador”, aunque así lo aparente, no es exclusivo para depredadores sexuales sino que encaja perfectamente para todo aquel que transgreda cualquier tipo de leyes, reglamentos o normas que regulen el comportamiento social de las personas.

En nuestro país tenemos violaciones cotidianas que de tanto repetirse las consideramos “normales” no obstante algunas de estas constituir verdaderos peligros públicos, cuyas consecuencias se traducen en muertes, heridos y daños a las propiedades. Me refiero a las infracciones en los SEMÁFOROS EN ROJO.

El destacado magistrado dominicano Modesto Martínez sostiene que las personas que cruzan un semáforo en rojo son individuos proclives a cometer otros delitos y que así ha quedado demostrado en algunas investigaciones. Por eso en algunos países cuando una persona es detenida por cruzar en luz roja, se chequea su historial para ver si ha delinquido en otras áreas.

Y es que Violar un semáforo en rojo debiera tener el calificativo de “terrorismo” y tratado como tal por el peligro colectivo que implica esa irresponsabilidad.

Cuando las transgresiones de motoristas, y otros conductores irresponsables, principalmente de camiones, patanas y autobuses, entre otros medios de transporte, sean presentados ante la sociedad como vulgares “violadores” quizás eso contribuya en algo a que estos actúen con más cautela y prudencia, y ayuden a disminuir el caos en nuestras calles, avenidas y autopistas. Es solo una aspiración.

*Por Félix Reyna