De tres mujeres para la vice, una aporta, otra jala y otra, por verse

De tres mujeres para la vice, una aporta, otra jala y otra, por verse

De tres mujeres para la vice, una aporta, otra jala y otra, por verse

SANTO DOMINGO.-Hasta la irrupción del año 20 de este siglo XXI, corrompido por un microbio de la familia de los coronavirus, la humanidad daba por cierto que el mundo era previsible. No lo es.

Este año debe de haber elecciones para elegir a los titulares de los dos poderes del Estado de elección popular, y en vista de que ha habido presidente y legisladores desde la fundación de la República, estas notas se ocupan del Vicepresidente de la República, un funcionario que no siempre ha sido parte de la administración pública y que nunca ha pasado de ser un buitre, para cubrir la ausencia temporal o definitiva del Presidente.

En el siglo pasado fueron notorios los casos de Joaquín Balaguer, vicepresidente en la administración que encabezaba Héctor Trujillo hasta su renuncia en 1960, hecho que lo llevó ser el Presidente cuando mataron a Rafael Trujillo el 30 de mayo de 1961, y el de Jacobo Majluta, que sucedió a Antonio Guzmán al que le llegó la muerte por propia mano la madrugada del 4 de julio de 1982, 43 días antes de concluir su mandato.

Candidatos hoy
Hasta el momento tres nombres han sido reconocidos por la opinión pública como los candidatos de mayor arraigo: Luis Abinader, Gonzalo Castillo y Leonel Fernández.
Cada uno lleva a una mujer como candidata a vicepresidente, hecho que deja prever un tercer período consecutivo de gobierno con una mujer en la primera línea de sucesión presidencial. Este fue el caso en el período 2000-2004 y lo ha sido en dos períodos consecutivos entre 2012 y 2020.

Por cuarta ocasión, la tercera de manera consecutiva, el pueblo dominicano tendrá a una mujer a un tris de la Presidencia de la República, si es cierto que uno de estos tres candidatos presidenciales subirá las escalinatas del Palacio Presidencial.

Sombra mala
La Constitución le atribuye a este funcionario un papel desgraciado. En el Artículo 125 señala que debe cumplir con las mismas condiciones que se le requieren al Presidente, pero a partir del 126.1 se le pone la carga maldita: si el Presidente no puede jurar, lo hará el Vicepresidente, y en el 126.2 se establece que si el Presidente falta definitivamente sin haber jurado lo sustituirá el Vicepresidente; el artículo 129.1 indica que ante la falta temporal del Presidente “asumirá el Poder Ejecutivo el Vicepresidente de la República”, y el 129.2 establece que si el Presidente falta definitivamente el Vicepresidente asumirá y completará el período.

Si el que falta es el Vicepresidente, antes o después de su juramentación, el Presidente presenta una terna a la Asamblea Nacional en un plazo de 30 días para que esta escoja un sucesor.

Esta es una novedad de la Constitución de 2010, que subsana un vacío con el que debió gobernar Salvador Jorge Blanco (1982-86) tras la muerte de Manuel Fernández Mármol, vicepresidente.

A veces
No siempre ha habido vicepresidente en el sistema constitucional dominicano. Fue introducido en la reforma de febrero de 1854 y sacado en la de noviembre de 1865; vuelve en la reforma de septiembre de 1872 y dejado fuera en la de marzo de 1874; en la reforma del 23 de noviembre de 1881 hubo de nuevo vicepresidente y no se le incluye en la de 1908.

En la reforma de 1924 hay de nuevo vicepresidente y se le deja fuera en la de enero de 1942 hasta la de 1955, cuando se le incluye de nuevo, y en la de diciembre de 1960 ya no está, para volver a tenerlo en la de septiembre de 1962 y desde entonces el puesto ha permanecido.

La Constitución no hace previsión alguna acerca de atribución del vicepresidente como no sea la de suceder al presidente en caso de ausencia temporal o definitiva. Sin embargo, la Ley 247-12, Orgánica de la Administración Pública, artículo 19, cuelga del buen ánimo del presidente la atribución de alguna función administrativa.

Tres damas y un puesto
Cada cuatro años, cuando se acerca la fecha de inscripción de las candidaturas presidenciales, sale a relucir la fantasía de una parte de la opinión pública estructurada sobre la elección de candidaturas vicepresidenciales que harán los candidatos de mayor arraigo popular.

El único sentido que tienen estos señalamientos es el de los compromisos que puedan haber alcanzado los sectores políticos del candidato presidencial y del candidato vicepresidencial para el reparto de áreas de la administración. También pueden llegar a causar daño, como puede haber sido el caso del encono de Joaquín Balaguer contra la candidatura presidencial de José Francisco Peña Gómez en 1994, que llevaba a Fernando Álvarez Bogaert para vicepresidente.

El Partido Liberación Dominicana le escogió a Margarita Cedeño como candidata vicepresidencial a Gonzalo Castillo. Esto lleva de dañino que ella tiene más destreza política, más carrera que el candidato del que va a ser sombra; tiene a su favor que debería contrarrestar los suspiros peledeístas cuando ven a Fernández en campaña por otras fuerzas políticas después de haber sido su divisa principal en tres administraciones y 5 campañas electorales.

Luis Abinader escogió a una académica y empresaria, Raquel Peña, como candidata vicepresidencial, un paso con el que perdió la oportunidad de apuntalar simpatías, que las tiene, pero pendiente del desgaste del PLD, del cansancio natural con las administraciones largas y el disgusto en algunos sectores de opinión con la soberbia del poder.

Leonel Fernández escogió como candidata vicepresidencial a Sergia Elena Mejía, acaso llamada a anclar su candidatura en unas siglas, unos símbolos y unas bases reformistas que hace décadas fueron minadas desde el poder por Hipólito Mejía, el propio Fernández y Danilo Medina.

De las tres candidatas, Cedeño es la mejor posicionada por su vinculación con las políticas sociales del gobierno, Peña no perjudica, pero no aporta en un mundo que tiene más de espectáculo que de rigor; Mejía arrastra hacia un ámbito conservador a un candidato afín, pero que necesita liberarse de la amargura del 6 de octubre y presentarle su mejor cara a la base social del pueblo dominicano.



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