Ha llegado el momento de que los candidatos para las próximas elecciones presidenciales y congresuales pasen de la crítica y de quien aporta o regala más, a exponernos en detalle sus propuestas de tal manera que podamos decidir de manera racional por quienes iremos a votar el domingo 5 de julio.

Esta pandemia del Covid y los fallos en las votaciones del 16 de febrero interrumpieron el desarrollo de las campañas electorales, que hoy carecen de sustento y parecen más un concurso de popularidad, sin ideas ni discurso.

¿Debemos preguntarnos que sucederá a partir de agosto próximo con el crecido déficit fiscal que, visto la permanencia del virus que nos ataca, se habrá de aumentar aún más en la necesaria continuidad de políticas de apoyo económico social, y la disminución severa de las actividades comerciales y productivas? Por igual la situación cambiaria, afectada por la el parálisis de la industria del turismo y el desplome de las remesas aportadas por dominicanos ausentes.

Aún ningún candidato ha presentado sus planes al respecto a la reestructuración y reincorporación económica que ha de requerir acciones bien elaboradas, ejecutadas con fina estrategia. ¿Para solo citar algunos ejemplos: cuáles serán las políticas sectoriales; como enfrentaremos la continua apertura por el NAFTA; como se reducirán los abultados y absurdos gastos públicos; como resolver el hoyo negro eléctrico; en qué consistirá la necesaria reforma de la justicia?

No podemos continuar con este vaivén de opiniones y acciones, como es la falta de un plan de reforma integral de la seguridad social para estar apoyando populismos complacientes, o frenar el comercio digital por no ponderar a tiempo las consecuencias, tratando luego de justificar no dije lo que dije, porque eso no es lo que quise decir.

Ya es tiempo de dejar los espectáculos deprimentes en el congreso, los regalos nocturnos, la promoción de actividades sanitarias por candidatos, y pasar de las críticas a las propuestas de cómo se habrá de conducir el país a partir de agosto próximo. Aunque sea por respeto al votante.