Con el desarrollo de la Revolución Francesa entre 1789 y 1790, uno de los procesos más trascendentales en la Europa del siglo XVIII, habiendo eliminado las bases sociales y económicas de los antiguos regímenes, así como la obtención de la abolición de la monarquía absoluta y la proclamación de la República, otras sociedades europeas comenzaron a debatir y a promover distintos pensamientos políticos; pensamientos desde la perspectiva de cambios sociales, introducción a valores comunistas, la reconfiguración de un Estado omnipresente, hasta el estímulo al libre mercado, la libertad de asociación, la creación de la libre empresa.
El pensamiento crítico alrededor de la política, las temáticas sociales y económicas han ido adquiriendo mayor rigor en el análisis, y con el devenir de los siglos, se han robustecido de una multiplicidad de interpretaciones, orientaciones, enfoques y principios.
De izquierda a derecha, de liberalismo a conservadurismo, desde la perspectiva de un Estado grande o pequeño, el debate ha concentrado argumentos, razones y justificaciones que permanecen hasta nuestros días.
Primeros referentes del comunismo
En el siglo XIX el pensamiento y teoría científica sobre el comunismo fue desarrollada por Karl Marx y Friedrich Engels, y con ello, la mutación hacia otras expresiones complementarias: el comunismo moderno, la adopción del marxismo como línea conceptual, la teoría marxista de la alienación, sus contribuciones a la teoría del valor-trabajo, la idea del plus valor, la teoría de la lucha de clases y la concepción materialista de la historia.
Otras figuras enriquecieron la teoría sobre el socialismo, como el francés, filósofo, y economista, Henri de Saint-Simon, considerado padre de la idea de socialismo como proyecto social y fundador del llamado socialismo utópico. El alemán Ferdinand Lassalle, principal hacedor de la centroizquierda política y de la corriente socialista denominada socialdemocracia en Alemania, también aportó al debate nuevos postulados y alcances, estimulando igualdad, equilibrio y presencia de un Estado fuerte y vigoroso.
La visión contrapuesta
El movimiento cultural, intelectual, e inspirador de grandes cambios en el siglo XVIII, conocido como la Ilustración, se fusionó con las primeras ideas de liberalismo. Dicho movimiento establecía el distanciamiento de la aristocracia de la época bajo el desarrollo del autogobierno, ideas como la prevalencia del individuo y la nación como unidades fundamentales del derecho, la política y la economía. La defensa a la autodeterminación, y la oposición al Estado y la religión.
Desde el inglés John Locke, considerado como uno de los más influyentes pensadores de esta vertiente, padre del liberalismo clásico, hasta figuras como Charles de Montesquieu, François Quesnay, Voltaire, Jean-Jacques Rousseau y Richard Price, entre muchos otros, pulieron y dimensionaron los conceptos liberales como doctrina y corriente filosófica, equiparando la igualdad política y jurídica, así como la búsqueda de progreso y bienestar material y económico de las sociedades.
Repercusiones
Mientras la Revolución de las Trece Colonias, mejor conocida como la guerra de independencia de Estados Unidos, marcó uno de los puntos históricos y referenciales de la entrada en ejecución de los lineamientos liberales, la aparición de los movimientos obreros en países como Alemania, España, Francia, Bélgica, y en otros industrializados, en la década comprendida entre 1830 y 1840, aceleró la proclividad hacia manifestaciones e inquietudes sobre las teorías socialistas.
Como eventos posteriores, los sucesos que condujeron al derrocamiento zarista imperial, entre febrero y octubre de 1917, conocidos como la revolución bolchevique, provocaron el surgimiento de la República Socialista
Federativa Soviética de Rusia.
Todo este preámbulo histórico al que hemos hecho referencia, nos permite comprender el origen de las visiones, principios y concepciones que asumen distintos regímenes diseminados en los diferentes continentes que conforman el globo terráqueo.
Desde la óptica de la democracia participativa, y sus giros hacia un determinado pensamiento político y visión económica, distintas orientaciones pululan en el escenario político internacional como los de izquierda de Pedro Sánchez en España, el de Olaf Shcolz en Alemania, Sanna Marín en Finlandia, Antonio Costa en Portugal, así como el que rige Dinamarca y otros países nórdicos.
La derecha, entre moderada y más radical, se manifiesta en gobiernos como el de Viktor Orbán en Hungría, la recién elegida Liz Truss en el Reino Unido, Recep Erdogán en Turquía, además de gobiernos de coalición como Eslovaquia, República Checa, Chipre y Croacia, entre otros.
Colombia, Italia, Brasil
Un país como Colombia, enfrentado al desafío permanente del narcotráfico, las guerrillas, y una galopante crisis económica, inició un nuevo ciclo en su vida institucional con la llegada del primer gobierno de izquierda, representado por el experimentado político Gustavo Petro; desde agosto asumió las riendas del país en medio de severas dificultades, pero con el compromiso de satisfacer las ansias de cambio de la sociedad colombiana.
El pasado domingo 25 de septiembre, la periodista Giorgia Meloni, con orígenes políticos en los reductos del fascismo, desarrolló una temprana carrera ocupando posiciones en el congreso y en gobiernos como el de Silvio Berlusconi. Habiendo formado su partido, Hermanos de Italia, obtuvo una contundente victoria electoral, trastocando el equilibrio y la moderación del primer ministro saliente Mario Draghi y de todo el espectro político italiano. Su victoria es una clara señal de cambio en Europa y el resto del mundo.
Mientras escribo este artículo, y luego de un gobierno populista de derecha, Brasil, el quinto país más grande del mundo y con más de 216 millones de habitantes, vuelve a las urnas con la intención, según la mayoría de los estudios de opinión, de regresar a la visión socialista representada por Luiz Inácio Lula da Silva, en una inequívoca reacción de sustituir la orientación ideológica que le ha venido dirigiendo en los últimos años.
Cada país presenta realidades particulares que le hacen acogerse con rigor a distintas líneas de pensamiento; mientras las ideas liberales adquieren sentido estratégico en un determinado territorio, en otros el conservadurismo se afianza; mientras en Latinoamérica la izquierda y sus postulados conquistan territorios como Bolivia, Chile, Argentina, Perú, en Europa la derecha, desde centro hasta el extremo, comienza a hacerse cada vez más visible y determinante.
La política, desde sus ideologías, conceptos y planteamientos se mueve de extremo a extremo.
*Por Roberto Ángel Salcedo