David Cameron, primer ministro del Partido Conservador, está tratando de reducir la inmigración –la principal preocupación de los votantes en las encuestas de opinión, fomentada además por una estentórea cobertura de los medios sensacionalistas– de todas las formas posibles.
Su gobierno está muy lejos de cumplir la promesa que hizo en la campaña electoral de 2010 de reducir la “inmigración neta”, o sea las personas que llegan menos las que parten, a menos de 100,000.
En los doce meses que terminaron en junio, la cifra alcanzó un récord de 381,000.
Como Estado de la Unión Europea, el Reino Unido no puede restringir la entrada de personas de uno de los otros 27 países del bloque, salvo el miembro más nuevo, Croacia.
El primer ministro inglés pretende cerrar un acuerdo en Bruselas esta semana, después de lo cual se pedirá a los votantes británicos que decidan en un referéndum que tendrá lugar en junio próximo si quieren permanecer en la Unión Europea.