David/beisbolistas de RD

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Dimaggio Abreu.

La celebrada exaltación el domingo 24 de julio de David Ortiz al Salón de la Fama de Cooperstown evidencia la evolución cuantitativa y cualitativa de los beisbolistas dominicanos en las Grandes Ligas de Estados Unidos en los últimos tres decenios.

Entre la incursión del primer quisqueyano en MLB, Osvaldo Virgil en 1956, y quien abrió el surco de los criollos a la inmortalidad, Juan Marichal en 1983, transcurrieron 27 años, periodo en que la llegada de nuestros peloteros fue relativamente lenta. En este, algunos portentos destacaron junto al “Monstruo Laguna Verde”, como Felipe y Mateo Alou y Ricardo Carty, pero no alcanzaron los estándares estadísticos para la exaltación.

Entre Marichal y el segundo nativo, Pedro Martínez en 2015, transcurrieron largos 37 años. Aquí se registró una masiva incorporación al mejor béisbol y con ella la gran explosión que invadió los lideratos ofensivos de poder que no lograron sus predecesores (jonrones, impulsadas y dobles) con George Bell, Sammy Sosa, Manny Ramírez, Alex Rodríguez, Adrian Beltré, Miguel Tejada, David Ortiz, Albert Pujols, Nelson Cruz…

Por supuesto, la brecha entre Marichal y Pedro debió reducirse en unos cinco años, de no ser por los prejuicios en contra de Sammy, víctima de las sospechas de uso de esteroides y de sus propios errores.

Tras Martínez apenas pasaron tres años para que arribara a Cooperstown Vladimir Guerrero (2018), a quien debió precederle en 2016 o 2017 el pintoresco Manny Ramírez, quien con dos positivos a esteroides tiene las puertas cerradas, probablemente de por vida.

La exaltación del llamado ‘Big Papi’ (2022) llega cuatro años después de la de Guerrero. Al mejor bateador emergente de la historia debió antecederle en un año uno de los más grandes de siempre, Alex Rodríguez, quien purgó una temporada completa por uso de esteroides, y como Manny, no tendrá fácil lograr una placa suya a una sala de Cooperstown.

Como se aprecia, en siete años RD ha visto exaltar a tres de sus portentos al Salón de la Fama y en perspectiva otros dos: Beltré probablemente el próximo año y dentro de cinco a Pujols, que está en su último año en activo. Por igual, los últimos 12 años ha visto tronchado el ingreso de Sammy, Manny y Alex y en la misma proyección está Robinson Canó, condenados por sus propios errores.

Esta propulsión de criollos con números sobrados de Salón de la Fama es evidencia del gran salto en la cantidad y calidad de criollos que alcanzaron las Grandes Ligas, desde finales del Siglo XX y lo que va del XXI, cuando han alcanzado los máximos estándares.

Un semillero que sigue con talentos en plena madurez como Manny Machado, José Ramírez, Stanley Marte, Jean Segura, Marcel Ozuna, Jorge Polanco, Willy Adames… Para mejor, está en erupción una camada top con Juan Soto, Vladi Guerrero Jr., Rafael Devers, Fernando Tatis Jr., Wander Franco y los que irrumpen este año como Julio Rodríguez, Jeremy Peña, Leudy Taveras, Santiago Espinal.

A lote de ofensiva se añaden lanzadores que enseñan estirpe como Sandy Alcántara, Luis Castillo, Framber Valdez, Cristian Javier, Enmanuel Clase, Gregory Soto y otros que el país espera lo representen en el próximo Clásico Mundial de Béisbol.

Esos talentos que en los últimos siete años han visto ascender al templo de Cooperstown a Pedro, Vladimir y David deben verse en sus espejos, pero también en el de Sammy, Manny, Alex y Canó para no incurrir en sus errores y llevar una vida diáfana dentro como fuera del terreno, para que siga la evolución positiva de los nuestros en MLB.

 



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