Ana Blanco
Se acerca el Día de Acción de Gracias. No lo celebro por no estar dentro mis tradiciones, pero siempre me ha parecido maravilloso que exista un día en el que se conmemore dar las gracias. Realmente es algo que deberíamos tomar como costumbre, pero a veces se nos olvida y es bueno recordarlo.
Si nos paramos a pensar, estoy segura que todos tenemos muchas razones para estar agradecidos, pero las solemos pasar por alto por estar ocupados haciendo algo o por pensar en aquello negativo que tenemos que enfrentar. Y aquello bueno que tenemos, que nos llega, esas personas que están ahí, pues los damos un poco por sentado y no los valoramos tanto, porque al ser algo positivo lo aceptamos y no le dedicamos tanta atención.
Pero no hay nada más maravilloso que tomarse un tiempo para agradecer. Por un lado rememoras todo lo bueno y te sientes bien, por otro reconoces a aquellos que te han aportado para lograrlo, y también te sientes bien al tiempo que ellos.
Y si te preguntan sobre la felicidad, te darás cuenta de que cuando agradeces eres feliz, te llenas de ese sentimiento de plenitud que solo llega con ese estado de ánimo. Y qué más podemos pedir, que sentirnos bien.
Y agradecer también es reconocer. Ser capaces de ver en los otros todo lo que te entregan y aportan para allanar tu vida, para llenarla de sonrisas.
Y que conste que es terapeútico hasta agradecer por aquello que no es tan bueno, pero que te trae lecciones. Pero en este caso lo dejo para que cada quien lo maneje como le enriquezca, pero al final es la mejor manera de dejar atrás lo malo.
Estoy convencida de que tienen muchas cosas por las que dar las gracias. Así que solo resta, hacerlo.
