Santo Domingo.– El presidente dominicano, Danilo Medina, logró la reelección en un año marcado por el buen comportamiento de la economía, pero también por la inseguridad ciudadana, una de las tareas pendientes en este país del Caribe.
Con su holgado triunfo en la primera vuelta de las elecciones de mayo pasado con más del 60 % de los votos, Medina logró el cuarto gobierno consecutivo para el Partido de la Liberación Dominicana (PLD, liberal).
Para conseguir su segundo mandato consecutivo, Medina, de 65 años años, tuvo que sortear varias barreras, la primera de ellas, la de la Constitución que prohibía la reelección consecutiva.
Además, tuvo que afrontar una crisis interna en su partido, ya que el expresidente Leonel Fernández, que ha gobernado el país en tres ocasiones, se oponía a sus aspiraciones y también pretendía postularse de nuevo a la Presidencia.
Finalmente, Medina logró reformar la Constitución, integró como candidata a la vicepresidencia a la esposa de Leonel Fernández, Margarita Cedeño, y sorprendió con un acuerdo electoral con el Partido Revolucionario Dominicano (PRD, socialdemócrata), que puso fin a varias décadas de antagonismo entre ambos partidos.
La principal bandera de Medina ha sido el crecimiento económico, que alcanzó, en promedio, un 7 % anual durante su primer mandato y el control de la inflación.
El crecimiento ha sido impulsado por la construcción, la manufactura y el turismo. Por el lado de la demanda, el consumo privado ha sido recientemente fuerte, como resultado de una inflación baja (por debajo del 1 %, en promedio, en el 2015), la creación de empleo, así como el alto nivel de remesas, según el Banco Mundial.
Pero República Dominicana sufre una profunda desigualdad en el reparto de renta y riqueza, y la tasa de pobreza, aunque ha disminuido en los últimos años, alcanzó el 32,3 % en 2015 y la de pobreza extrema el 7 %.
En su toma de posesión, a la que no acudieron los legisladores de la oposición por considerar que se cometieron irregularidades en los comicios, Medina anunció un plan de superación de la pobreza y la creación de 400.000 empleos, así como luchar contra la corrupción.
También prometió medidas para combatir la inseguridad ciudadana, entre ellas la creación de una policía comunitaria o de proximidad y aumento de agentes en las zonas mas vulnerables.
Aunque el Gobierno dominicano asegura que las tasas de homicidios han bajado en los últimos años en el país, la percepción de inseguridad de la población es una de las mas altas en la región, de acuerdo con un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
También es alarmante la situación de violencia que sufren las mujeres en el país, que ese año se ha cobrado la vida de 70 mujeres, según datos oficiales. República Dominicana es junto a El Salvador los países con las tasas más altas de femicidios a nivel regional, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
En el plano internacional, las tradicionalmente difíciles relaciones con Haití tuvieron altibajos, mientras continuó la controversia por el tema migratorio tras la sentencia del Tribunal Constitucional, que dispone que los niños nacidos en República Dominicana de progenitores extranjeros en situación migratoria irregular nunca habían tenido derecho a la nacionalidad dominicana.
El pasado mes de junio, la capital dominicana fue sede de la 46 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que aprobó una declaración de desagravio a la República Dominicana por el papel desempeñado por el organismo regional al dar el aval que permitió la invasión del país en 1965 por el Ejército de EEUU.
La resolución, que fue aprobada por unanimidad por los 34 países miembros del organismo multilateral, respondió a una petición en ese sentido formulada por el presidente Danilo Medina.
En 2016, República Dominicana también ha ejercido la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y el próximo mes de enero pasará el testigo a El Salvador.