Cuota femenina

Cuota femenina

<P>Cuota femenina</P>

No esperaba tantas cartas y llamadas de adhesión, provenientes de hombres y mujeres, por lo que escribí ayer bajo el título “Si yo fuera mujer…”, oponiéndome a la cuota femenina que impone la ley para la formación de las boletas electorales. Entre todas esas manifestaciones me voy a permitir compartir con ustedes, amables lectores, la de mi colega periodista Patricia Arache, que dice así:
 “Ciertamente, señor, es una situación para que cualquiera que se sienta y se sepa con iguales derechos morales, éticos, profesionales, públicos, humanos, sociales, familiares y de cualquier tipo esté molesto. Yo lo estoy desde siempre. ¿Recuerda cuando comenzó a discutirse la ‘famosa ley de cuota femenina’?… Hace algo más de diez años… Me opuse públicamente y tuve el privilegio de que usted me publicara el artículo en ese sentido. Aunque ha pasado el tiempo, sigo oponiéndome a la cuota. Creo en los espacios ganados, en los méritos reconocidos, no en las entregas ni donaciones de puestos…. Yo, como usted, creo que es ‘humillante’ exigir la cuota. Me hace sentir como si las mujeres perteneciéramos a un ‘subsector’ o ‘subgrupo poblacional’, al que hay que crearle condiciones especiales para su desarrollo y participación… Créame que me ofrezco gustosa para iniciar el movimiento que busque la eliminación de ‘las cuotas’. Son desagradables, odiosas, separan, profundizan la desigualdad, atomizan los grupos y, definitivamente, constituyen -para mí- la peor de las ofensas y el mayor de los desconocimientos a la valía de las mujeres en sus distintos momentos, etapas, sectores y circunstancias.”
¡Gracias, Patricia!

 



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