Cuidar el agua

Cuidar el agua

Cuidar el agua

Altagracia Suriel

La sequía no da tregua. Se ha pronosticado un año de aridez que impactará tanto en la producción como en el acceso al agua.

Sin agua no hay vida. Ni alimentos porque todo se extingue sin este preciado líquido. El agua es la fuente de la vida, literalmente. Nuestro cuerpo está compuesto de agua y el planeta en un 71 %. Sin agua nos morimos todos, los pobres y los ricos.

A muchos les falta el agua, a otros les sobra. Algunos recorren kilómetros buscando agua para beber, bañarse o cocinar sus alimentos. Otros la reciben en sus hogares diariamente y la desperdician sin misericordia de aquellos a los que no les llega ni gota. La escasez de agua afecta a más del 40 % de la población mundial según Naciones Unidas.

A nivel geopolítico, el acceso al agua ha impulsado el desarrollo o lo ha limitado. Muchos hablan de que las guerras futuras serán por agua. No estamos lejos de ello.

El cambio climático y la codicia humana nos están castigando con sequías que se cobrarán buena parte de los recursos hídricos. FAO dice que uno de cada cinco países tendrá problemas de acceso a agua antes de 2030.
El sexto Objetivo de Desarrollo Sostenible propone el acceso universal a agua limpia y saneamiento en los próximos 15 años. Para lograr este fin hay que invertir en infraestructura, para que el agua potable llegue a todos y educar a la población en prácticas de higienes que prevengan la contaminación de las aguas.

También tenemos que recuperar los bosques, las montañas y los ríos como fuente de recursos hídricos.
Hay una responsabilidad pública y privada con la preservación del agua y su acceso universal.

A propósito del agua, hay que recordar el llamado del papa Francisco, de “cuidar la casa común” como una obra de misericordia. El Santo Padre nos invita a una “conversión ecológica” que nos ayude a proteger y construir la casa común. Esta conversión empieza por reducir el consumo de agua y plantar árboles.