Desconocidos asesinaron a tres personas en una finca de Villa Isabela, en Puerto Plata, en una acción criminal en proceso de investigación.
Las primeras versiones, sin mayores fundamentos que la especulación, apuntaban a que el crimen habría sido cometido por empleados del dueño de la finca y se le atribuye tener la nacionalidad haitiana.
Hay que tener en cuenta que finalmente podría resultar que haitianos estén involucrados en el hecho de sangre, pues la casi totalidad de las fincas agrícolas de esas zonas cuenta con una mayoría de empleados haitianos.
El peligro está en ponerle una connotación distinta al crimen y que se genere una reacción contra todos los haitianos de la zona por el simple hecho de presuntamente compartir la nacionalidad de los perpetradores del crimen.
Es como si en cualquier otro país se produjera persecución de la diáspora dominicana solo porque algún dominicano cometiera un crimen en esos territorios.
El discurso de agitación promoviendo la violencia contra grupos nacionales sería una acción criminal, tan condenable y penable como el asesinato de las tres personas en la finca de Villa Isabela.
Con el agravante de que sus efectos podrían generar más daño al país que cualquier acción que puedan cometer inmigrantes.