Los fuego forestales son en este período del año un látigo contra parques y propiedades que deben ser vigilados.
En algunos casos tienen su causa en el trato descuidado de personas con su entorno, particularmente en visitas a campos y montañas, pero no siempre es así, como en la racha del año pasado para este período del año con los cañaverales en el Este, con los daños notorios en las plantaciones, pero también a los vecindarios hacia donde corría la humareda y los riesgos de que fueran alcanzados por las llamas.
La sequía propia de los primeros meses del año, cuando la yerba y la madera arde con relativa facilidad, era aprovechada antes por los agricultores para quemar y preparar los predios para las siembras.
Ya no es así
Con la utilización de químicos para eliminar la maleza la práctica del fuego ha sido poco a poco abandonada, pero no del todo, si se toma por cierta la afirmación de que en muchos casos se aprovecha a haitianos a los que se les deja aprovechar faldas o firmes de lomas para que hagan conucos y una vez cogidas las cosechas se les echa fuera y las lomas, antes forestadas, pasan a ser potreros para el ganado.
Si esto es como lo cuentan en las comunidades, no es tan simple como apagar fuegos, también hay que perseguir a los beneficiarios.
