Uno de los logros nacionales con apoyo bipartidista, del PLD y el PRD (cuando mandaba Hipólito Mejía), es el vilipendiado sistema de seguridad social.

La mayoría de los dominicanos cuenta con buena cobertura de salud, subsidiada o contributiva.

Los empleados formales poseen cuentas individuales de pensiones. Ambos, salud y pensiones, son perfectibles. Por ejemplo, siempre me ha parecido un abuso que quienes administran las pensiones logren más rentabilidad que los dueños de los fondos.

También hay periquitos como ciertas restricciones de las aseguradoras de salud. Pero estamos infinitamente mejor que hace dos décadas. Las ARS cubren 100% las pruebas y tratamiento por Covid-19, incluso el 15% de copago que tocaría al paciente por hospitalización.

Sin embargo, en medio de la crisis por la pandemia hay políticos clamando por un virtual desmonte de ambos sistemas, mediante intervenciones estatales absurdas e ilegales.

Las AFP podrían comprar bonos para dar liquidez al gobierno. Golosear sus fondos para cogérselos directamente sería una locura; empobrecería cruelmente al pueblo. Destruir lo que funciona es indolente y criminal.