No es raro saber de alguien quien ha perdido dedos e incluso un pie como consecuencia de la diabetes. Eso ocurre porque la enfermedad puede dañar los nervios (neuropatía diabética) también causa dolor y una sensación de hormigueo y pérdida de la sensación en los pies.
El problema fundamental de perder la sensación en los pies facilita que el diabético tenga cortadoras, inflamaciones, infecciones y otras problemáticas de las cuales no se da cuenta a tiempo.
El flujo sanguíneo en los pies también puede reducirse en el diabético y con esto se dificulta que las infecciones y cortaduras sanen. Puede suceder que una infección grave de los nervios no se cure, cause gangrena y la posterior amputación del pie.
La Universidad de Stanford, en sus clases de cuidado personal de la diabetes, recomienda revisar sus pies diariamente o pedirle a alguien que lo haga. Antes de ponerse los zapatos verifique que no haya ningún objeto punzante adentro que pueda cortale.
Lave y seque sus pies todos los días con jabón suave y agua templada. Pruebe la temperatura del agua con su codo; asegúrese de que no esté demasiado caliente. No ponga los pies en remojo, pues esto reseca la piel. Asegúrese de secarlos suavemente y bien, en especial entre los dedos.
Use crema hidratante para los pies secos, pero no entre los dedos para evitar infecciones. Evite usar alcohol o vinagre en sus pies; resecan la piel. Córtese las unas regularmente y cuidado con las equinas.
Cuando visite a su médico quítese zapatos y medias para que su médico vigile el pulso de los tobillos. Ponga los pies en alto cuando descanse, y no cruce las piernas ni los tobillos. Pregunte a su médico por el uso de medias de compresión.