
Cuando Joseph de Maistre dijo que cada pueblo tiene los gobernantes que se merece, nunca imaginó que muchos anos después la frase seguiría siendo motivo de controversia.
A mediados del siglo pasado el gran sueno que deslumbraba el ambiente estudiantil era la panasea del socialismo, encarnado por Fidel Castro, She Guevara y otros revolucionarios, que sacudían la historia de aquellos tiempos.
Silvio Rodríguez, Milanés y Aamury Pérez, entre otros, se escuchaban más que el himno nacional. Y ni hablar de Ramón Leonardo con “Francisco Alberto caramba”…
Tanto así, que la presentación de los artistas hispanos abanderados de la corriente política en ebullición (nueva trova) reventaron el Palacio de los Deportes con el concierto “Siete Días con el Pueblo”.
El Partido Cominista Dominicano (PCD) reclutaba jovenes para enviarlos a estudiar a la URSS de entonces. Ir a Cuba, más que un privilegio, era una recompensa a la lealtad idoelógica.
Sin embargo, todos los intentos por alinear a República Dominicana en esta corriente política fracasaron. No ocurrió así con algunos vecinos que terminaron siendo gobernados por el “socialismo del siglo XXI”.
Mientras Cuba luchaba por fortalecer su revolución, seguida de Venezuela y Nicaragua, China convertía sus debilidades en fortalezas.
De la madrugada al amanecer se dedicó a aprovechar las bondades del capitalismo, hilvanando un híbrido gubernamental sociocapitalista. Esta sorprendente estrategia le permitió posicionarse como una de las economías más dinámicas del planeta.
No ha ocurrido así con sus discípulas ideológicos latinoamericanos. Al “sacar cuentas” sobre los procesos y echar una mirada al comportamiento de la inflación en los mismos, resulta fácil concluir en que estos no han podido responder efectivamente a las expectativas de sus pobladores.
Cómo se explica que una nación tenga el mismo nivel de reserva petrolera que de inflación?
Por que estos gobiernos no asimilan el modelo chino?