Cuba amanece sin Fidel Castro tras su muerte a los 90 años

Cuba amanece sin Fidel Castro tras su muerte a los 90 años

Cuba amanece sin Fidel Castro tras su muerte a los 90 años

Fidel Castro habló sobre la escuela cubana - que es gratuita y cubre el cien por ciento de los habitantes de la isla./ AFP / CUBANTV / CUBATV / RESTRICTED TO EDITORIAL USE

LA HABANA. — Con voz entrecortada y temblorosa el presidente cubano Raúl Castro dio la noticia: Fidel Castro ha muerto.

El hombre que condujo a un grupo rebelde a la victoria, impuso un régimen socialista de corte soviético, desafió a la mayor potencia y fue referente de la izquierda mundial durante más medio siglo murió a los 90 años.

“íHasta la victoria, siempre!”, exclamó Raúl vestido de verde olivo al hacer el anuncio a las 23.53 del viernes (0453 GMT del sábado) en la televisión local.

La muerte del líder se había producido a las 22.29 (0329 GMT) Su cuerpo será cremado y trasladado en una caravana hacia la oriental provincia de Santiago de Cuba, en un recorrido de 900 kilómetros que rememora la marcha que realizó en 1959 cuando triunfó la revolución.

El lunes y martes los cubanos podrán honrar su memoria “y firmar el solemne juramento” revolucionario, “como expresión de la voluntad de dar continuidad a sus ideas y a nuestro socialismo”, informó un comunicado de la comisión organizadora del sepelio.

Sus cenizas serán depositadas en el cementerio de Santa Ifigenia de Santiago el 4 de diciembre, adonde también descansa el prócer independentista José Martí.

El Consejo de Estado y de Ministros informó que habrá nueve días de duelo nacional durante los cuales cesarán las actividades y espectáculos públicos y ondeará la enseña nacional a media asta en edificios públicos y establecimientos militares.

La radio y la televisión mantendrán una programación especial. “Es un ídolo para mí”, dijo a The Associated Press Celestino Acosta, un mecánico de 56 años, al conocer la noticia. “Gracias a él he pedido estudiar, soy lo que soy. Por donde pase Fidel hay que sacarse el sombrero… es un golpe doloroso para todos”.

La era de Castro en esta isla del Caribe, ubicada a 140 kilómetros (90 millas) de Florida, estuvo marcada por la invasión de Bahía de Cochinos en 1961 y, al año siguiente, la crisis de los misiles cubanos que llevó al mundo al borde de una guerra nuclear.

El revolucionario barbudo, que sobrevivió un intenso embargo comercial estadounidense y cientos de intentos de asesinato, falleció una década después de que una enfermedad lo obligase a ceder formalmente el poder a Raúl.

Fidel sobrevivió al encarcelamiento en manos del dictador Fulgencio Batista, al exilio en México y a un aparatoso inicio de su rebelión antes de llegar a La Habana triunfalmente en enero de 1959 para, con 32 años, convertirse en el gobernante más joven de Latinoamérica.

Durante décadas fue inspiración y fuente de apoyo de todo tipo de revolucionarios de América Latina a África. Fue un acérrimo defensor del socialismo pero su poder comenzó a menguar a mediados de 2006 cuando una dolencia gastrointestinal lo obligó a entregar las riendas del país a Raúl, primero provisionalmente y luego de manera permanente tras las elecciones en 2008.

Su imagen de guerrero desafiante perduró incluso años después de haber dejado de fumar cigarros Cohíba y de encorvarse por la edad.

“Socialismo o muerte” fue el lema de Castro pese a que la gran mayoría de los países decidieron adoptar las democracias liberales y las naciones comunistas como China y Vietnam abrazaron formas de capitalismo.

Incluso vivió lo suficiente para ver a Raúl negociar una reconciliación diplomática histórica con el presidente estadounidense Barack Obama el 17 de diciembre de 2014, cuando Washington y La Habana anunciaron la restauración de relaciones entre los dos países suspendidas en 1961.

En una carta publicada tras un mes de silencio, Fidel bendijo el histórico acuerdo con su eterno enemigo.

Ambos países abrieron sus respectivas embajadas en julio de 2015 y desde su retiro vio a la bandera estadounidense volver a ondear junto al Malecón de La Habana. Obama visitó la capital cubana en marzo de 2016, otro hito en las relaciones entre ambos países.

La última vez que se lo vio fue a mediados de noviembre, cuando se mostraron fotografías en su casa junto al presidente vietnamita Tran Dai Quang.

Tras el discurso de Raúl la noticia de su muerte comenzó a correr de boca en boca en La Habana al tiempo que la radio reproducía viejos discursos de Fidel intercalados con marchas revolucionarias y canciones de la Nueva Trova.

Fidel Castro Ruz nació el 13 de agosto de 1926 en la zona azucarera del este de Cuba donde su padre, un inmigrante español, reclutaba obreros para compañías productoras de azúcar de Estados Unidos antes de fundar y construir su propia finca.

Se educó en escuelas jesuitas y luego en la Universidad de La Habana, donde recibió títulos en Derecho y Ciencias Sociales.

Su vida como rebelde comenzó en 1953 con un osado ataque al Cuartel Moncada, en la ciudad oriental de Santiago, donde la mayoría de sus camaradas cayeron en combate y tanto Fidel como su hermano Raúl fueron capturados y encarcelados.

Fidel usó el proceso penal que se le siguió como una tribuna para exponer sus ideas, escritas en un manifiesto durante su confinamiento.

Fue entonces cuando proclamó su famosa frase: “La historia me absolverá”. Puesto en libertad como parte de una amnistía, Castro huyó a México y organizó un grupo de rebeldes que regresó a Cuba en 1956 navegando por el Golfo de México a bordo del yate Granma.

Tres años después, el 8 de enero de 1959, decenas de miles de personas salieron a las calles de La Habana para darle una eufórica bienvenida, celebrar la caída de Batista y verlo junto a sus compañeros en el momento de asumir el poder.

Washington fue uno de los primeros en reconocer oficialmente al nuevo gobierno confiando en las promesas iniciales de Castro de que sólo quería restaurar la democracia y no imponer un modelo socialista. Pero en cuestión de meses aplicó reformas económicas radicales.

Figuras del gobierno anterior fueron sometidas a juicios sumarios y por lo menos 582 de ellas fueron ejecutadas en poco más de dos años.

Se clausuraron los periódicos independientes y en los años iniciales de la revolución los homosexuales fueron llevados a campamentos para su “reeducación” en las llamadas Unidades Militares de Ayudas a la Producción.

Aun así, la revolución inspiró a millones de personas en Latinoamérica, que la consideraron un ejemplo de cómo se podía derrotar al capitalismo estadounidense y construir una sociedad con mayor justicia social.

En la isla muchos apoyaron las expropiaciones de los bienes de la clase adinerada, la expulsión de la mafia estadounidense y el cierre de sus casinos.

Los discursos de Castro, que a veces duraban hasta seis horas, se convirtieron en parte de la vida cotidiana en Cuba. El líder llegó a pronunciar una alocución de 269 minutos (cuatro horas y 48 minutos) ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1960, un récord que se mantenía más de cinco décadas después.

A medida que Castro y Cuba caían en la órbita del bloque soviético, Washington empezó a castigarlos suspendiendo las importaciones de azúcar, el principal producto de la isla. Castro, por su parte, confiscó activos estadounidenses por 1.000 millones de dólares.

El gobierno estadounidense impuso entonces un embargo comercial que prohíbe casi todas las exportaciones a la isla a excepción de alimentos y medicamentos y cortó las relaciones diplomáticas con su vecino el 3 de enero de 1961 para presionar por un cambio de modelo.

El 16 de abril de ese año Castro proclamó que su revolución era socialista y al día siguiente unos 1.400 exiliados cubanos trataron de asaltar Cuba desembarcando en Bahía de Cochinos. La invasión, apoyada por la CIA, fracasó.

La debacle obligó a descartar la invasión como opción para cambiar el gobierno de Cuba y Washington y el exilio cubano debieron buscar otras formas para intentar deponer a Castro. Según estimados de los propios cubanos, hubo más de 630 intentos de asesinarlo.

La mayor crisis de la Guerra Fría estalló el 22 de octubre de 1962 cuando el presidente John F. Kennedy anunció que había misiles nucleares soviéticos en Cuba y que Estados Unidos estaba imponiendo un bloqueo naval a la isla.



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