
Quienes se presentan a unas elecciones tienen, por regla general, un claro objetivo: ganarlas. Sin embargo, tal vez nunca se plantearon que quedarse a las puertas del poder podría ser más beneficioso para su salud o que incluso les permitiría vivir más años.
Ser elegido mandatario supone un gran cambio en todos los aspectos de la vida de una persona.
Y, precisamente, una de las cuestiones fundamentales de ocupar un cargo público es el "envejecimiento acelerado", debido al incremento de los "niveles de estrés del liderazgo y la vida política".
Así lo determinó un grupo de científicos de la Universidad de Harvard, la Universidad de Massachusetts y la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER) en un estudio publicado en una edición especial de Navidad de la revista científica British Medical Journal (BMJ).
El objetivo: averiguar si ser presidente de un país se vincula con una mortalidad acelerada y saber cómo influye la responsabilidad política en las expectativas de vida de una persona, una vez alcanzado el poder.
Para ello, compararon la media de vida de los políticos electos con la de sus propios competidores, aquellos que nunca llegaron al gobierno.
Más responsabilidad política, menos años de vida
