¿Cuánto tiempo pasamos frente a la pantalla?

El teléfono móvil se ha convertido en una extensión de nosotros mismos, pero su uso excesivo podría estar afectando nuestra salud mental, física y emocional.
Santo Domingo. – En un mundo cada vez más digitalizado, el tiempo que pasamos frente a la pantalla del celular ha alcanzado niveles sin precedentes. Se estima que una persona promedio dedica entre 4 y 7 horas diarias al uso de su teléfono móvil, lo que equivale a casi un tercio de su día despierto.
¿Quiénes pasan más tiempo frente al celular?
Los jóvenes entre 18 y 24 años son los más conectados, superando incluso las siete horas diarias. En contraste, los adultos mayores de 60 años utilizan el celular de forma más moderada, aunque su uso ha aumentado notablemente debido a la adaptación tecnológica acelerada por la pandemia.
En cuanto a género, las mujeres tienden a dedicar más tiempo a redes sociales, mientras que los hombres consumen más videojuegos o contenidos audiovisuales. La Generación Z lidera el consumo móvil, seguida de cerca por los millennials.
Impacto en la salud mental: lo que dice la psicología

Según Yndrad Morel, licenciada en Psicología Clínica, el uso excesivo del celular puede impactar directamente varias áreas emocionales:
- Ansiedad: La constante exposición a estímulos digitales y comparaciones puede generar la necesidad de estar conectados en todo momento, alimentando la ansiedad.
- Estrés: Las notificaciones incesantes y la sobreestimulación generan una sensación de urgencia y agotamiento constante.
- Autoestima: Las redes sociales nos exponen a ideales irreales. Compararnos con vidas “perfectas” puede deteriorar nuestra percepción de valor propio.
Redes sociales y salud emocional
Las redes sociales, aunque útiles, pueden influir negativamente en el estado emocional. La validación externa, los comentarios o los “likes” pueden determinar cómo nos sentimos si no contamos con una base emocional sólida. No son las redes el problema, sino el uso que hacemos de ellas y la forma en que interpretamos lo que vemos.
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El efecto FOMO y la ansiedad digital
El FOMO (Fear Of Missing Out, o miedo a perderse algo) es una de las causas más frecuentes del uso excesivo del celular. Este temor lleva a las personas a revisar el dispositivo constantemente, impidiendo que disfruten del presente y aumentando su insatisfacción personal.
“Quienes padecen FOMO suelen experimentar mayor ansiedad que quienes solo hacen un uso excesivo de las pantallas. Muchas veces asisten a eventos sin querer, solo por no quedarse fuera. Viven comparándose con lo que ven en redes y, con ello, se alejan de una vida normal”, señala Morel.
Más allá de la pantalla: una perspectiva clínica

El psicólogo clínico Joan Noboa señala que no todo uso del celular es perjudicial. “El teléfono móvil tiene múltiples funciones: llamadas, estudio, trabajo, gestión de correos. Lo preocupante es cuando se convierte en un medio para evadir la realidad o sustituir vínculos humanos.”
Noboa destaca tres puntos clave sobre el uso de las pantallas:
- Distorsión del tiempo: En el entorno digital el tiempo parece no existir. Las notificaciones, “likes” y recompensas rápidas alteran la percepción temporal, creando un ciclo de reforzamiento intermitente similar al de los juegos de azar.
- Modificación de la realidad: La posibilidad de editar nuestro perfil o imagen fomenta comparaciones y puede generar trastornos relacionados con la percepción corporal y la autoimagen.
- Evitar la realidad: El celular puede funcionar como un escudo para evitar problemas emocionales, responsabilidades o relaciones sociales reales.
Además, destaca que el uso de pantallas por la noche altera el ciclo de sueño, afectando directamente la salud mental.
Pantallas y generaciones: desafíos distintos
- Niños: La Academia Americana de Pediatría recomienda no más de una hora diaria para menores de seis años. Sin embargo, muchos superan las 3 o 4 horas.
- Jóvenes: El uso intensivo puede afectar el rendimiento escolar y la memoria a corto plazo.
- Adultos mayores: Aunque fueron inicialmente reacios, han adoptado el uso digital como forma de comunicación, aprendizaje o entretenimiento, aunque algunos aún enfrentan dificultades para discernir la información confiable.
Consecuencias invisibles: cuerpo y mente
El uso prolongado del celular se ha asociado con:
- Trastornos del sueño, especialmente por exposición nocturna.
- Fatiga visual y dolores cervicales, conocidos como “text neck”.
- Pérdida de memoria y disminución del enfoque, afectando el rendimiento académico y laboral.
¿Adicción a las pantallas?
La adicción al celular es un fenómeno en aumento. Entre los síntomas destacan:
- Ansiedad cuando el celular no está cerca.
- Revisión compulsiva de notificaciones.
- Pérdida de noción del tiempo mientras se navega.
Las aplicaciones están diseñadas para liberar dopamina, neurotransmisor vinculado al placer, lo que las hace adictivas por naturaleza.
¿Cómo recuperar el control?
Expertos recomiendan:
- Establecer horarios sin pantalla, especialmente antes de dormir.
- Usar apps como Digital Wellbeing o Forest para limitar el tiempo de uso.
- Practicar “detox digital”: desconectarse por completo al menos un día a la semana.
Lo que dicen los datos
- Las apps más usadas: TikTok, Instagram, YouTube y WhatsApp.
- El tiempo frente a pantallas aumentó más de un 50 % desde la pandemia, según Statista y DataReportal.
- Algunas personas pasan más de tres meses al año conectadas al celular.
¿Uso productivo o entretenimiento?
No todo tiempo en pantalla es improductivo. El celular puede ser una herramienta poderosa para aprender, organizarse y trabajar. El desafío es lograr un equilibrio entre productividad y ocio digital.
¿Y si invirtiéramos ese tiempo en otra cosa?
¿Te imaginas tener 5 horas libres al día? Con ese tiempo podrías:
- Hacer ejercicio, leer, estudiar o aprender una nueva habilidad.
- Mejorar tus relaciones interpersonales o descansar mejor.
Una buena práctica es revisar el informe semanal de uso del celular y reflexionar cuántas horas puedes reducir. Al final, el tiempo es el recurso más valioso que tenemos, y debemos aprender a aprovecharlo con conciencia.