Una de las fallas del ser humano es creer que es “eterno”, que no le llegará el final.

Muy pocos están en capacidad de reconocer cuando termina su época productiva, la opacidad de su estrella, y quieren mantenerse a “sangre y fuego”, aunque ya son más que notorias sus limitaciones.

¿Por qué exponerse al ridículo, sin tener necesidad económica para llegar a esos extremos?

Uno de los peores errores que se cometen es forzar el tiempo, porque cuando se llega a esos extremos es el mismo tiempo el que se encarga de darte el nocaut más fulminante que alguien pueda imaginar.

La historia es prolifera en casos de este tipo, todos producto de la testarudez de quienes entienden que el final está restringido para ellos.

Desde que a Bartolo Colón comenzaron a darle más palos que “una tambora en tiempos de pascuas”, se veía venir un final poco agradable.

No comprendo porqué se expuso tanto.

Todo indica que tras mucha consideración de los equipos hacia él, finalmente, ayer acabó su carrera en Grandes Ligas.

Una lástima, pero este es otro caso que debe servir para reconocer cuando ya no se puede dar más.