Celebrar el cumpleaños en los días siguientes al día que murió tu hermano es una actividad poco realista en especial durante los primeros años de pérdida.
Aun cuando pasen 10 o 40 años puede seguir siendo muy doloroso; las celebraciones, el gozo asociado a las fiestas podrían seguir vedadas.
Celebrar la vida con un festejo (grande o pequeño) tiende a crear sentimientos de culpa por el hermano que no está en la vida.
Las personas que viven con esa marca aniversaria son propensos a sentirse culpables por querer celebrar la vida y los éxitos en contraposición con su ser querido, quien ya no puede.
En muchas familias se elimina la celebración temiendo que lleguen recuerdos del fallecido y se haga más profundo el duelo; con ello también se afecta el bienestar emocional del cumpleañero y este irá sacando de su vida las alegrías propias del festejo.
Si estás en una situación similar, es importante que sepas que tu hermano no querría que dejes de vivir y disfrutar cada día de vida.
En honor a tu hermano debes empezar a vivir esas experiencias para transformar su legado en ti y en tu linaje.
Hay muchas maneras hermosas con la que puedes honrar la vida de tu hermano, entre ellas he aquí algunas sugerencias: hacer donaciones a alguna institución que tenga un significado especial en la historia de tu hermano, trabajar como voluntario en una causa asociada a lo que quería tu ser amado.
Que tal si planeas un torneo deportivo para personas como él, una comida especial para niños, jóvenes o adultos especiales con quienes él se hubiese identificado o podrías celebrar cumpleaños para niños pobres en su honor.
Dicen que cuando los deudos quedan atrapados en el duelo, las almas de sus fallecidos también.