Hoy hace 99 años que las tropas norteamericanas iniciaron el proceso de salida de un país que habían ocupado movidos fundamentalmente por intereses económicos y aprovechando las disputas internas propiciadas por los caudillos de la época.
Como todo fenómeno histórico, el paso del tiempo permite analizarlo con menos pasión y mayor apego a la realidad.
Entre 1916 y 1924 volvimos a ser colonia, con la presencia de un interventor que se aprovechó de la incapacidad de gobernarnos por nosotros mismos.
Esta fecha en la que recordamos el fin de la ocupación debe llamarnos a la reflexión del daño que podemos hacernos como nación cuando no pensamos en el interés supremo del país, pero también de lo dolorosas que son las intervenciones extranjeras.
Esas mismas divisiones internas provocaron en 1965, una segunda intervención militar norteamericana, aunque por menos tiempo y por motivos diferentes.
Ambas intervenciones nos obligaron a apaciguarnos internamente, pero también despertaron el espíritu libertario de muchos dominicanos.
Durante esos períodos, grupos de dominicanos lucharon por recuperar la independencia, como ocurrió en otros momentos históricos de interrupción de nuestra soberanía.
Ojalá que hoy se inicie un período de preparación para celebrar en grande los 100 años de recuperar la soberanía y analizar los motivos que nos hicieron perderla, lo que no debemos permitir nunca más.
