Santo Domingo.- La transición del biberón al vaso es un paso crucial en el desarrollo infantil, que muchos padres enfrentan con dudas y preocupaciones. Expertos en pediatría y nutrición infantil destacan la importancia de este proceso, que generalmente ocurre entre los 12 y 24 meses de edad.
La doctora María González, pediatra y especialista en desarrollo infantil, señala que “el cambio de biberón a vaso es esencial no solo para la alimentación, sino también para el desarrollo de habilidades motoras”.
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Los vasos entrenadores, que tienen un diseño especial para facilitar la transición, ayudan a los niños a aprender a beber de manera autónoma.
“Es un momento clave para fomentar la independencia del niño y su capacidad para interactuar con el entorno”, agrega la doctora González.
Desde la perspectiva nutricional, la nutricionista Laura Martínez enfatiza la importancia de esta transición en la dieta del niño.
“El uso prolongado del biberón puede llevar a un consumo excesivo de líquidos, lo que puede contribuir a problemas dentales y de peso.
Además, el biberón está asociado a un aumento del riesgo de caries”, explica.
Martínez recomienda que los padres introduzcan el vaso gradualmente, comenzando con agua o leche, y evitando el uso de jugos azucarados. “Es fundamental que los padres se enfoquen en la calidad de lo que están ofreciendo en el vaso”, añade.
La psicóloga infantil Ana Torres destaca el impacto emocional de este cambio en los niños.
“Los pequeños pueden sentir ansiedad ante la pérdida del biberón, que es un objeto de confort.
Es importante que los padres gestionen esta transición con empatía, reconociendo los sentimientos del niño”, comenta. Torres sugiere que los padres celebren este logro y lo conviertan en un momento positivo.
“Por ejemplo, pueden ofrecer un vaso nuevo que el niño elija, haciendo que se sienta parte del proceso”, sugiere.
La transición del biberón al vaso también implica un cambio en las rutinas diarias.
Según la doctora González, “es beneficioso establecer horarios regulares para las comidas y los refrigerios, lo que ayuda a los niños a adaptarse más fácilmente al nuevo método de alimentación”.
También sugiere que los padres sean pacientes, ya que cada niño es diferente y puede necesitar más tiempo para adaptarse.
En conclusión, el cambio de biberón a vaso es un paso importante en el desarrollo de los niños. Con el apoyo adecuado y estrategias efectivas, los padres pueden facilitar esta transición, promoviendo la independencia y el bienestar nutricional de sus hijos.
Las opiniones de los expertos coinciden en que, aunque puede ser un desafío, es un proceso natural y necesario en el crecimiento infantil.