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Todos querían ayer que la prensa fuera a ver sus calles, una cañada o un arroyo que con las aguas de Melissa se habían vuelto amenazantes, y el barranco enchumbado junto a su casa, con un aspecto que le quitaba el sueño a cualquiera.
De estas realidades, la única que debía de ser vista por las autoridades eran las calles llenas de agua, pero las otras debieron ser valoradas en su momento por quienes construyeron casas tan cerca del peligro.
Aquí todos sabemos que cuando llegan las temporadas de lluvia hay que recogerse, y en los ayuntamientos también saben cuáles calles se inundan.