Cuando logramos algo que deseamos, llegamos a la meta u obtenemos el prestigio o dinero por el que hemos trabajado… a todos nos llega el susurro de una voz familiar que nos dice: “no es suficiente”.
Y es ahí cuando debemos de estar alertas ante las trampas del poder y el dinero, del tener y el lograr, pues todos los extremos son malos.
Y con esto no digo que nos conformemos, limitemos o nos quedemos estacionados en nuestra zona de confort, para nada.
Estas palabras responden a una interrogante que ha rondado mi cabeza al ver tantas personas que sacrifican su vida, salud, familia y honor por el simple hecho de tener cosas, acumular bienes y tener poder.
Muchos botones tenemos de muestra a nuestro alrededor: políticos, empresarios, comunicadores y personas tan comunes como usted o como yo que han perdido la brújula de lo correcto e incorrecto.
Lamentablemente, el poder y el dinero siguen siendo moneda de cambio y, aunque no lo compran todo ni a todos, compran muchas cosas y a muchos… y la cadena se va extendiendo, haciéndonos perder nuestra capacidad de asombro al ver a muchos sin frenos en la pista.
Para ellos la integridad, moral y ética perdieron su esencia y se han convertido en solo palabras que enarbolan para tapar un sol que no puede ser ocultado con ningún dedo.
Es importante recordar que donde se mueve la avaricia o el egoísmo se bloquean los sistemas de toma de decisiones y la honestidad se flexibiliza.
Sin embargo, también debemos recordar que somos criaturas de hábitos y lo que se hace la primera vez sin penalización encontrará el camino para volver a repetirse una y otra vez, hasta creerlo normal.