¿Cuándo el deseo sexual femenino se apaga?

Para responder la pregunta ¿cuándo el deseo sexual femenino se apaga?, debemos entender que hablar de sexualidad femenina sigue siendo, para muchas personas, un territorio cargado de tabúes, expectativas, miedos y silencios.
A lo largo de la historia, el deseo sexual de la mujer ha sido ignorado, idealizado o controlado, dejando poco espacio para el entendimiento real de su complejidad. Por eso, cuando una mujer experimenta un descenso en su deseo sexual, muchas veces se siente confundida, culpable o incluso avergonzada.
La realidad es que el bajo deseo sexual en las mujeres es una experiencia común que puede tener múltiples causas, tanto físicas como emocionales, hormonales y relacionales. No se trata de una “falla” ni de un defecto, sino de una señal que merece atención, comprensión y acompañamiento profesional.
¿Qué es el bajo deseo sexual?
Desde el punto de vista clínico, hablamos de bajo deseo sexual cuando una mujer experimenta una disminución o ausencia persistente del interés por la actividad sexual, que le genera malestar personal o deterioro en su vida de pareja.
Este fenómeno no tiene que ver únicamente con la frecuencia del deseo, sino con la pérdida de motivación, fantasías sexuales y la disminución de la respuesta ante estímulos eróticos.
El deseo sexual no es constante ni igual en todas las mujeres, y puede variar en distintas etapas de la vida. Solo cuando este cambio afecta su bienestar o sus relaciones, es necesario buscar apoyo.
Una condición multifactorial
El deseo sexual femenino es complejo y está influido por una red de factores interconectados. Por eso, cuando se ve afectado, es fundamental explorar con profundidad las posibles causas:
1. Factores hormonales y médicos
- Cambios hormonales como los del embarazo, postparto, uso de anticonceptivos o menopausia.
- Dolor o molestias físicas, como sequedad vaginal o disfunciones del suelo pélvico.
- Trastornos médicos crónicos o el uso de ciertos medicamentos.
2. Factores emocionales y psicológicos
- Estrés crónico y ansiedad.
- Depresión.
- Autoestima baja.
- Experiencias sexuales negativas o traumas.
3. Factores relacionales
- Problemas de comunicación con la pareja.
- Rutina sexual y monotonía.
- Desequilibrio en el cuidado mutuo dentro de la relación.
4. Factores sociales y culturales
- Educación sexual represiva o limitante.
- Roles de género tradicionales que inhiben la expresión libre del deseo.
5. Factores contextuales
- Fatiga, maternidad o doble jornada.
- Falta de tiempo personal para reconectar con el cuerpo y el deseo.
El impacto emocional del bajo deseo
Más allá de lo físico, muchas mujeres experimentan malestar emocional: frustración, miedo al rechazo, culpabilidad, inseguridad o sensación de no ser suficiente. Esto puede afectar su autoestima y su relación de pareja.
¿Cómo se aborda desde lo clínico?
El tratamiento debe ser individualizado, empático e integral, incluyendo:
- Evaluación médica completa.
- Psicoterapia individual o de pareja.
- Educación sexual con enfoque positivo.
- Terapia sexual.
- Reducción del estrés y cuidado del bienestar emocional.
El papel de la pareja es clave: acompañar sin juzgar ni presionar y abrir un espacio de seguridad emocional y erótica.
Una invitación a reconectar
El deseo sexual no es fijo ni lineal. Fluctúa, cambia con las etapas de la vida, y su alteración no es un fracaso, sino un mensaje que merece ser escuchado.
Abrir la conversación sobre el deseo femenino es un acto de sanación frente a siglos de represión. La sexualidad femenina es compleja, viva y sensible, y con empatía y conocimiento, puede florecer de nuevo.
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Andrea Belen
Psicóloga Clínica, Terapeuta Familiar Sistemática y Terapeuta Sexual y de Pareja, Directora del Centro Calma Alma
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