Santo Domingo. Consternación, interrogantes e impotencia en la sociedad dominicana son las emociones generadas por el caso de abuso sexual cometido contra una niña por su profesor en San Pedro de Macorís, una historia que, lamentablemente, se repite con frecuencia.
Como si fuera un efecto dominó, este tipo de hechos aparece con regularidad entre las principales noticias.
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Por ejemplo, este miércoles, el ministro de Educación, Ángel Hernández, informó que en el año 2023 se registraron 34 casos de abuso sexual en escuelas del país.
De manera similar, la Procuraduría General de la República reportó ayer dos sentencias condenatorias contra hombres acusados de abuso sexual a adolescentes. Uno de ellos era el padre de una de las víctimas.
Un caso parecido ocurrió en febrero de este año: a un padre y a un abuelo de una adolescente de 15 años se les dictó un año de prisión preventiva tras ser acusados de abusar de la joven.
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Pero, ¿Cuál es el denominador común en estos casos? Los agresores suelen ser figuras de confianza o autoridad.
El abuso ocurre con mayor frecuencia en entornos donde los niños están en una relación de dependencia, como el hogar, las escuelas o comunidades religiosas.
La psicóloga Cinthia Ortiz explica que los agresores suelen ganarse la confianza, la cercanía e incluso el respeto de los menores y de sus familiares. Además, ejercen dinámicas de poder sobre sus víctimas, utilizando su autoridad y manipulación psicológica para mantener el control.
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Ortiz señala que padres y maestros, en particular, representan figuras que combinan autoridad, dependencia emocional y cercanía, lo que facilita el abuso sistemático.
Aclara que estos casos no son algo nuevo. Antes de la era de la información, en muchas familias dominicanas ocurrían incestos, y era común que vecinos abusaran de niñas de la comunidad. La diferencia ahora es que, gracias a las múltiples vías de comunicación, estos hechos se denuncian con mayor frecuencia y tienen más visibilidad.
Entre los trastornos mentales que suelen presentar los agresores sexuales están los trastornos afectivos y de personalidad.
Según el Ministerio de Salud Pública, en República Dominicana el abuso sexual constituye el segundo tipo de violencia más frecuente contra niñas, niños y adolescentes, solo superado por el castigo físico y psicológico.
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El Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI) recuerda que los casos de abuso infantil pueden denunciarse a través de la Línea Vida al número 809-200-1202.
El artículo 331 del Código Penal Dominicano establece que constituye violación todo acto de penetración sexual, de cualquier naturaleza, cometido contra una persona mediante violencia, constreñimiento, amenaza o sorpresa.
La violación será castigada con una pena de diez a quince años de reclusión y una multa de cien mil a doscientos mil pesos.
Además, el código indica que la pena será de diez a veinte años de prisión y la misma multa en los casos en que:
- La víctima sea un niño, niña o adolescente.
- Se empleen amenazas con armas.
- Participen dos o más autores o cómplices.
- El agresor sea ascendiente legítimo, natural o adoptivo de la víctima.
- El agresor sea una persona que ejerza autoridad sobre la víctima o abuse de su posición de poder.