Los síntomas que acompañan a la menopausia son muchos, estos suelen tener una duración de dos a tres años antes de la desaparición total de la menstruación, y se caracterizan por los síntomas propios del déficit hormonal que se manifiestan como alteraciones menstruales (sangrados irregulares o abundantes), y otros trastornos como son los sofocos y sudoración profusa sin motivo aparente.
María del Pilar Vargas Porras, ginecóloga y subespecialista en cirugía pélvica avanzada de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), señala que en otros casos, junto a todos los síntomas anteriores, se pueden presentar signos de sequedad vaginal y uretral, que aumentan significativamente las molestias de la mujer tanto en su vida personal como sexual.
Vargas explica que para las mujeres que padecen algunos de los síntomas mencionados y sienten que le generan un deterioro en su calidad de vida, existe la opción de la terapia de reemplazo hormonal (también llamada hormonal o sustitutiva). Esto aplica a todas las terapias, incluyendo estrógenos y progestágenos, combinada continua y tibolona.
La terapia hormonal debe ser parte de una estrategia que incluye recomendaciones de estilo de vida, cómo alcanzar y conservar el peso adecuado con una alimentación correcta y actividad física regular, además de mantener una presión arterial = 130/80 mmHg y unos niveles de colesterol total = 200, lipoproteína de alta densidad por encima de 50 mg/dL, triglicéridos = 150 µg/dL y glucosa en ayunas = 120 mg/dL, asegura la experta.
Uso
“Esta debe ser individualizada y prescrita de acuerdo a los síntomas, necesidades de prevención, historia personal y familiar, y a la aceptación y expectativas de la mujer. Los riesgos y beneficios de la terapia hormonal son diferentes en las féminas en edades próximas al momento de la menopausia, en comparación con las mayores”, afirma la especialista.
Para el tratamiento con terapia hormonal existen numerosos productos que se administran por diferentes vías como tópicas (parches, pellets), vía oral (píldoras de estrógeno, combinadas con progesterona, cada componente solo y tibolona), vaginales y nasales.
Los riesgos
Las mujeres que experimentan una menopausia espontánea o inducida por ausencia quirúrgica de ovarios antes de los 45 años, y sobre todo antes de los 40, se encuentran en una mayor situación de riesgo de enfermedad cardiovascular y osteoporosis y se podrían beneficiar de la terapia hormonal, que debería ser administrada, al menos, hasta la edad normal de aparición de la menopausia.
La terapia hormonal, en pacientes con síntomas como sofocos, calor intenso y sequedad urogenital constituye la opción más efectiva. Otras manifestaciones relacionadas con la menopausia, como dolores articulares y musculares, cambios de estado de ánimo, disturbios del sueño, disfunción sexual y disminución de la libido pueden mejorar durante el tratamiento.
Beneficios
La terapia hormonal es apropiada para mujeres posmenopáusicas que presentan un riesgo elevado de fractura, particularmente antes de los 60 años de edad.
La ginecóloga afirma que la continuación de esta después de esa edad, solo por prevención de fracturas, debe ser replanteada teniendo en cuenta los posibles efectos adversos a largo plazo de la dosis específica.
La enfermedad cardiovascular es la principal causa de morbilidad y mortalidad de las mujeres posmenopáusicas. Las principales medidas de prevención primaria, junto con la suspensión del hábito de fumar y el control de la dieta, con la pérdida de peso, la reducción de la presión sanguínea y el control de la diabetes y de los niveles de lípidos.
ser que esta puede ejercer efectos cardioprotectores si se inicia alrededor del tiempo de la menopausia y se continúa por un largo período. La terapia hormonal que ofrece menor riesgo es la parenteral (nasal, transdérmica, cutánea, vaginal), en especial si se administra a dosis bajas de estrógenos. Cuando haya necesidad de agregar un progestágeno (si hay útero), habrá que evitar el uso de medroxiprogesterona.
Por vía oral, en particular de estrógenos conjugados, libera mayor número de citoquinas pre inflamatorias y factores de coagulación que afectan negativamente el aparato cardiovascular.
Efectos
El grado de asociación entre cáncer de mama y la terapia hormonal posmenopáusica es controvertido. Y así, la morbilidad de la mujer en edades comprendidas entre los 50 y 79 años por cáncer de mama es considerable con o sin este tratamiento, ya que con la edad aumenta la probabilidad de sufrirlo.
El riesgo asociado entre ambos es menor del 0,1% por año.
Las investigaciones
“Estudios recientes sugieren que el riesgo puede aumentar después de cinco años. No hay suficientes datos para evaluar las posibles diferencias en la incidencia de cáncer de mama al usar diferentes tipos o vías de administración de estrógenos, progestinas y andrógenos”, aclara la ginecóloga.
Los estrógenos inducen una estimulación del endometrio relacionada con la dosis. Las mujeres con útero intacto deben recibir un suplemento de progesterona.
La terapia hormonal parece descender la enfermedad coronaria en mujeres próximas en el tiempo a la menopausia.
Datos de seguridad
— Posibles riesgos
La terapia hormonal también puede aumentar el riesgo de ACV isquémico. En este sentido, los datos de seguridad de los estudios de regímenes de estrógenos y progestágeno a dosis bajas y ultra bajas parecen ser esperanzadores.
Recomendación
La clave de la terapia hormonal en mujeres menopáusicas es saber en qué momento aplicarla e individualizando cada caso dependiendo de los antecedentes personales de cada paciente, evitando una terapia generalizada.