Luis Eduardo Suazo dijo que cuando se confirma que el accidente cerebro vascular es isquémico se pasa para una secuencia rápida de resonancia magnética y se inicia la administración de un medicamento para disolver el coágulo, llamado rTPA.

De tratarse de una arteria de gran calibre, el paciente es llevado a la sala de cateterismo para realizarle la aspiración directa del coágulo.

Esto se obtiene mediante unos catéteres especialmente diseñados, los cuales se conectan a una bomba de aspiración llamada Max Pump, que absorbe el coágulo que obstruye la arteria, o mediante la colocación de unos dispositivos especiales, llamados stentsretrievers, con lo cuales se extrae el coágulo mecánicamente.

De esta manera, no sólo se acorta el tiempo de hospitalización del paciente, se reducen las secuelas del ACV, sino que se alcanza el objetivo principal: salvar vidas.

La mayoría de las personas que padecen un ACV no identifican rápidamente qué es lo que les está pasando y muchos no buscan ayuda médica hasta varias horas después de los primeros síntomas.

Con frecuencia los pacientes ignoran cuáles son esos primeros signos o los minimizan creyendo que son temporales, a los pocos minutos de que se interrumpe la circulación de sangre al cerebro, las células empiezan a morir.

El síntoma más común de un derrame es una debilidad repentina en la cara, el brazo o la pierna, casi siempre en un lado del cuerpo, dice la Organización Mundial de la Salud (OMS).