La vitamina C tiene un triple efecto antioxidante, antiarrugas y unificador del tono./Foto: Fuente externa.
La vitamina C (ácido ascórbico) es un nutriente que el cuerpo necesita para formar vasos sanguíneos, cartílagos, músculos y colágeno en los huesos. Pero eso no es todo, ya que también es vital para el proceso de curación del cuerpo.
En su sitio web, la Clínica Mayo define a la vitamina C como un antioxidante que protege a las células contra los efectos de los radicales libres, las moléculas que se producen cuando el cuerpo descompone los alimentos o se expone al humo del tabaco y la radiación del sol, rayos X u otras fuentes.
Te recomendamos leer también: Nutrientes que aporta el salmón para una vida saludable
Así como se ve, la vitamina C ayuda en dos sentidos: por un lado, es esencial para la producción de colágeno en las células cutáneas, mientras que por otro, como potente antioxidante que es, ayuda a proteger la piel de los radicales libres que dañan las células y aceleran su degradación.
¿Qué es el colágeno?
Si bien el colágeno suele estar más relacionado con la estética y la belleza, lo cierto es que su rol en el organismo es mucho más amplio. Se trata de uno de los componentes más abundantes del cuerpo humano; es una proteína cuya función esencial es dar estructura, firmeza y elasticidad a la piel. También es clave en la recuperación y fortaleza de músculos, ligamentos, tendones y articulaciones.
“El colágeno es la proteína más importante y abundante de todo el cuerpo. Es la responsable de dar estructura, firmeza y flexibilidad al cuerpo, ya que forma parte de estructuras como tejido conectivo de la piel, articulaciones, huesos, músculos y tendones”, explicó a Infobae la médica dermatóloga Lilian Demarchi (MN 88.365).
Existen tres tipos de colágeno. El tipo I es el más abundante en el organismo, está constituido por fibras compactas que confieren estructura a la piel, los huesos, los tendones, el cartílago fibroso, el tejido conectivo y los dientes.
Por otro lado, el colágeno tipo II se caracteriza por fibras menos densas y es un componente clave del cartílago elástico que se encuentra en las articulaciones, proporcionando amortiguación, según el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo de México.
Por su parte, el tipo III es esencial para mantener la estructura de los músculos, de diversos órganos y de las arterias. En tanto, el tipo IV juega un papel importante en los procesos de filtración y se halla en las capas subyacentes de la dermis.
¿Cómo ayuda la vitamina C a producir colágeno?
La vitamina C tiene un triple efecto antioxidante, antiarrugas y unificador del tono. El poder antioxidante de este activo combate el daño y el envejecimiento prematuro por exposición al sol, contaminación o estrés.
Gracias a su efecto antiarrugas, incrementa la síntesis de colágeno y elastina para lograr una piel más firme y elástica. Y, por último, su uso continuado unifica el tono y devuelve a la piel su vitalidad y luz natural.
En opinión del médico dermatólogo y especialista en medicina funcional Lucas Ponti (MN 130388), “cuando se la utiliza de noche, la vitamina C es un aclarante natural y es un estimulador de la síntesis de colágeno; y cuando se la utiliza de día combate la producción de radicales libres producida por el daño de la radiación ultravioleta y por la contaminación ambiental”. “La vitamina C debería estar presente en todas las rutinas de cuidado facial, sobre todo en pieles que están más expuestas al sol o a la contaminación urbana”, aseguró.
Uno de los mitos más comunes acerca de esta vitamina es que no se puede usar con retinol. “Siempre y cuando se trabaje con formas estables de vitamina C y A (retinol), no debe haber problemas -señaló Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza-. Sólo en sus inicios no eran combinables, porque la vitamina C en su forma pura podía hacer una exfoliación. Como el retinol hace también una función similar, se hablaba de que podía sobre exfoliarse el tejido. Esto ya no ocurre y de hecho uno de los mejores combos es el de la vitamina C con el retinol. Juntos, trabajan en sinergia para renovar la piel, mejorar la pigmentación, sintetizar colágeno y elastina, reducir los poros, entre otros”.
Cómo son los tratamientos dermatológicos con vitamina C
La vitamina C se ha convertido en uno de los activos imprescindibles para tener una piel luminosa. “Es una sustancia que todo el organismo, y no sólo la piel, utiliza para muchas funciones vitales, de allí que sea de vital importancia su consumo”, explicó en este punto Ponti.
Y tras asegurar que “el ser humano es de los pocos animales que no la pueden producir por sí mismos por lo que sí o sí la tiene que recibir del exterior y la dieta es la principal manera de incorporar este nutriente de manera balanceada”, el especialista de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) precisó que en el caso de la piel, “más allá de incorporarla vía oral a través de los alimentos, es necesario hacerlo en forma de productos cosméticos”.
Uno de los tratamientos más innovadores en la utilización de esta vitamina “combina tecnología láser con principios activos liposomados”, señaló Demarchi. Y explicó: “Se trata de un láser diseñado para abrir los canales de la piel, que hace que aumente la penetración de los principios activos potenciando así la absorción en la dermis. Los principios activos se incuban en una ampolla durante 6 minutos mientras se realiza el láser y sus moléculas circulan por los canales que genera incluso después que estos se hayan cerrado. De esta forma permite trabajar la piel como si fuese un peeling profundo con el plus que es la administración de un cosmecéutico como la vitamina C que se absorbe directamente a través de los canales abiertos que deja el láser”.
El resultado es “una piel luminosa y visiblemente mejorada en su textura”. Además, “este tratamiento se completa con la entrega de vitamina C para seguir aplicando por las noches y continuar nutriendo la piel en profundidad en la rutina de cuidado diario”.
Cuáles son los alimentos con mayor concentración de vitamina C
Desde la Clínica Mayo destacan que, debido a que el cuerpo humano no produce ni almacena vitamina C, es fundamental su incorporación a través de la dieta. Las frutas y verduras como las naranjas y los brócolis son ejemplos de alimentos ricos en vitamina C.
Para incluir la vitamina C en la dieta y gozar de todos sus beneficios, se recomienda el consumo de frutas y verduras. Según los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), entre ellas destacan:
– Los cítricos, como naranjas y pomelos
– Los frutos rojos, como frutillas y cerezas
– Frutas como mango y melón
– Verduras como los pimientos rojos y verdes, repollo, espinaca, tomates, coliflor y brócoli
Las recomendaciones diarias de consumo de vitamina C varían en función de la edad y el sexo, pero los NIH sugieren un mínimo general de 75 miligramos para las mujeres adultas y 90 miligramos para los hombres adultos.