El hecho de que se conjugaran ayer el discurso del presidente Luis Abinader y los allanamientos del Ministerio Público en la Operación Larva pone a cualquier a pensar sobre la estrategia de comunicación del Gobierno.
La lógica apunta que si previamente se conocía que Abinader hablaría al país, entonces había que dejar el escenario exclusivamente para que la población no tuviera ninguna distracción.
Entre los expertos se comenta que los operativos del Ministerio Público vinieron a minimizar el impacto del anuncio que hizo el mandatario sobre que no habrá ninguna reforma fiscal, que era hasta ayer un tema de comentario diario, además de preocupaciones en el empresariado, los trabajadores y en los partidos políticos.
¿Independencia?
Pudiera alegarse, sin embargo, que el Ministerio Público no debe ajustar su accionar a lo que se dicte desde el Palacio Nacional. Pero, es lógico, por el hecho de la investidura del Poder Ejecutivo es entendible que lo que dijera o no anoche en su discurso tiene un impacto de interés nacional, por lo que no era factible ninguna distracción.