Santo Domingo.- El doctor Antonio Cruz Jiminián, director de la Clínica Cruz Jiminián, aclaró este lunes la situación generada tras la suspensión del contrato entre el Seguro Nacional de Salud (Senasa) y varios centros privados, entre ellos su institución, que brindaban atención a pacientes del régimen subsidiado.

Durante sus declaraciones, Cruz Jiminián explicó que el acuerdo con Senasa fue firmado durante la gestión anterior, cuando la entidad era dirigida por Mercedes Rodríguez, con el propósito de garantizar servicios médicos a personas de escasos recursos que no podían ser atendidas en clínicas privadas.
“En ese momento nos pagaban tres millones de pesos mensuales, revisables cada año. Nos iba bien, porque había pocos afiliados y poca demanda”, recordó.
No obstante, con el tiempo, los pacientes subsidiados aumentaron enormemente y el costo mensual para nosotros pasó de tres a casi diez millones de pesos, según señaló el médico.
“Es decir, nosotros estábamos subsidiando a Senasa con más de 5 millones de pesos mensuales”, comentó en una llamada telefónica en un programa radial.
Sobrecarga financiera y compromiso humanitario
El galeno indicó que, aunque Senasa mantenía el mismo pago, los gastos operativos se multiplicaron, generando una presión económica insostenible para la clínica.
Aun así, aseguró que siguen atendiendo a los afiliados subsidiados, a pesar de la suspensión formal del convenio en la que indicaban no podían atender a pacientes subsidiados.
“Ahora los atendemos gratis, porque no podemos dejar de brindar el servicio por razones humanitarias y de ley”, expresó.
Cruz Jiminián insistió en que la clínica no puede continuar asumiendo los costos que corresponden al Estado, poniendo de ejemplo, que actualmente el 90% de los pacientes que se encontraban en su emergencia pertenecían a ese plan, lo que los afecta económicamente.
“Los hospitales públicos son los que deben recibirlos, y hay que reconocer que hoy están mejor equipados que antes”, afirmó.
Un servicio solidario que supera los límites del convenio
El médico explicó que la Clínica Cruz Jiminián, ubicada en el corazón de los barrios más vulnerables del Distrito Nacional, ha funcionado como un puente entre el sistema público y privado, ofreciendo atención con criterios humanitarios y sociales.
“Aquí atendemos a los pobres como se atiende a los ricos en las clínicas privadas. Esa ha sido siempre nuestra filosofía”, destacó. “Pero no podemos seguir subsidiando al sistema. En la práctica, nosotros terminamos aportando más de cinco millones de pesos mensuales al atender pacientes que deberían estar en la red pública”, puntualizó.
Senasa y la supervisión de la DIDA
Las declaraciones del doctor Cruz Jiminián se producen luego de que la Dirección de Información y Defensa de los Afiliados (DIDA), encabezada por Elías Báez, informara sobre la cancelación del contrato entre Senasa y la Clínica Cruz Jiminián durante una jornada de supervisión a centros médicos y farmacias.
Báez había expresado preocupación por el impacto de la medida en personas de escasos recursos que recibían servicios médicos en dicho centro.
La DIDA también detectó irregularidades en el proceso de entrega de medicamentos y aprobaciones de servicios por parte de algunas Administradoras de Riesgos de Salud (ARS), por lo que hizo un llamado a la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (Sisalril) para fortalecer los mecanismos de control.
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Yamer Javier
Periodista especializada en la fuente de salud. Máster en Comunicación Estratégica y Relaciones Públicas,