La República Dominicana tiene todo un universo de rubros para convertirse en una potencia agrícola, con capacidad para abastecer una importante cuota del mercado del Caribe.

Hay un sinnúmero de islas que forman parte del archipiélago regional con capacidad para consumir nuestros productos.

Sucede que  con el auge de los cruceros que viajan al país hay una movilización conformista con la venta de nuestros productos en el sector. Un conjunto de empresas escogieron el camino del menor esfuerzo.

Desdeñan la conquista de un mercado regional y prefieren solo abastecer a los cruceros que tocan puertos del país.

Los potenciales consumidores insulares de los productos nuestros se calculan en millones de habitantes. Algo es algo, se podría pensar, y los empresarios dominicanos se limitarán a ese mercado de cruceros que entran, básicamente por dos provincias: Puerto Plata y La Romana.

Las autoridades del país harían bien en enfocar mejor nuestro futuro económico.

Un futuro en que se apuesta más a vivir de las divisas que genere el turismo y no de los rubros agrícolas y la exportación e industrialización de la riqueza que produce la tierra y el campo dominicano.

El tema es para reflexionar; y esperamos que  los sectores involucrados puedan abrir una mesa de diálogo sobre este  asunto.