Desde que los presidentes del Comité Olímpico se aferraron a la continuidad más allá de lo razonable y se impuso la cultura del “marchantismo” tipo Club Mauricio Báez, percibíamos que ese hermoso movimiento iba a degenerar con el tiempo hasta convertirse en una escalera al éxito económico y social.
Cuando en nombre de un grupo de deportistas sin ninguna conexión con instituciones políticas, económicas nos atrevimos a proponer la candidatura de Roque Napoleón Muñoz (Polón), en una memorable asamblea en los 70, estaba claro que el “padre del 0limpismo” como justamente se calificó a Wiche García Saleta cumplió su papel histórico y debía ser relevado.
El atrevimiento del imberbe vocal (todavía el más joven que con 22 años ha ocupado esa posición en el COD), no contaba con la clara aceptación del compadre dos veces de Wiche, y aún así ¡perdió por estrecho margen!
Todos los directivos del COD que estábamos en esa asamblea habíamos sido escogidos de dedo por Wiche, con mucho acierto decimos nosotros, pero no podíamos negar fruto de la manipulación y dirigismo de un movimiento que había madurado suficiente como para dejar atrás ese pasado.
Cuando se sustituyó a Wiche esa fue la promesa de cada uno de los presidentes del COD que se sucedieron hasta hoy.
Pero muy pronto afloró y tomó cuerpo dentro del movimiento intereses de grandes corporaciones que por intermedio de habilidosos publicistas ganaron el corazón de dirigentes de base y pusieron a disposición del COD recursos e influencias, sin dejar de cortejar a gobiernos, políticos y personalidades que contribuyeran al movimiento. El marchantismo del Mauricio Báez ha dominado el ambiente desde entonces.
*Por pedro caba