Crímenes en nombre de la fe

Crímenes en nombre de la fe

Crímenes en nombre de la fe

*Pastor Víctor Medina

viticomedinacbf@gmail.com

IG: pastorviticomedina

Uno de los escenarios más cuestionados en materia de amor genuino y fe práctica, lamentablemente es la iglesia. Evidentemente la iglesia no está formada por seres de otras galaxias, esto dicho para desambiguar esa percepción tan idealista que muchas veces tenemos de la misma. Sin embargo, la “iglesia” sigue siendo un ente con una función muy exclusiva y una institución erigida por Dios mismo. Esta iglesia tiene como razón exclusiva preservar el Evangelio, el amor genuino y reflejar de diferentes maneras el amor de Dios en los lugares donde se encuentra. 15 Tal vez no pueda llegar pronto, así que quiero que sepas cómo se debe vivir en la familia [f] de Dios. Esa familia es la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad.” 1 Tim 3:15.

Sabemos que en muchas ocasiones no hemos reflejado tales cosas; en muchos eventos hemos mostrado un interés desmedido en exhibir fortaleza terrenal y posesiones materiales. No es un fenómeno nuevo, lo vemos aún en los albores del cristianismo,¿recuerdas este texto?: 11 Les digo esto porque algunos de la familia de Cloé me han contado que hay discordias entre ustedes. 1 Corintios 1:11.

Muchas veces hemos utilizado la fe para cometer los más atroces crímenes, y quisiera verlo contigo desde otro ángulo si me lo permites.

“Los hombres nunca hacen el mal de manera tan gozosa y plena como cuando lo perpetran en nombre de sus convicciones religiosas.” BLAISE PASCAL (1623-1662), Pensamientos

Si miramos un poco la historia, vemos con agrado que la iglesia en gran parte es un museo de santidad, vidas piadosas, mártires, buenas obras, educación social, progreso, evangelización, servicio, etc. La otra cara de la moneda es que tenemos un museo de cosas vergonzosas que exhibir como: Persecuciones, cruzadas, invasiones, genocidios, torturas, hogueras humanas, calabozos, cepos, martirios, mutilaciones, conversiones forzosas y terrorismo,…; éstas son algunas de las muchas «obras de arte” que atesoramos. Muchas veces la acusación sale de partidarios de una u otra denominación, cuando en el fondo, todos hemos empleado estos fundamentos. Católicos Romanos, innúmeros concilios; cuyo concepto de herejía muchas veces era conveniente a los intereses de un partido dogmático y político en específico. Cruzadas que causaron la muerte de cientos de miles de personas, y ni hablar de la inquisición como método en perfeccionamiento de torturas infrahumanas. Del lado protestante ya con la bienvenida y necesaria reforma de la iglesia, vemos una iconoclastia atropelladora y una forma de inquisición igual de atroz como se condenaba a quienes estaban en el partido papista. Dilemas en algunos puntos tan subjetivos, pero, llenos de un condicionamiento partidista que sesgaba el resultado. Guerras como: La guerra de los treinta (30) años en Alemania, que acabó con la vida de miles de personas.

Dentro de los reformadores, hombres como: Lutero, Zwingli, Melanchton, Calvino, Beza, Bucer, Cranmer, Knox, entre otros, venían huyendo de los horrores del papismo, y penosamente en forma, terminaron actuando con ciertas similitudes.

Me tomaré el permiso para tocar un caso atinente a uno de los más grandes teólogos que ha tenido la historia del cristianismo, Juan Calvino y su evento con Miguel De Serveto (Miguel Servet o Serveto, no, de Serveto). No tengo todo el espacio para ir punto por punto sobre esta diatriba, sin embargo, a groso modo, Servet tenía una perspectiva unitaria de la persona de Dios, básicamente no creía en la trinidad. Lo cual era y sigue siendo una postura no bíblica.

El método que Calvino y su teocracia en Ginebra utilizaron fue que muriera en la hoguera. De hecho, Guillermo de Trie (amigo de Calvino)  fue quien suministró todos los datos de la herejía a la “inquisición católica” para demostrar su culpabilidad. Al final,Miguel huyó y fue a Ginebra donde terminó quemado; así como quemaron a uno de los nuestros, a Juan Huss, (en el concilio de Constanza, el 6 de julio del 1415), por no retractarse, al igual que Miguel de Servet, no se retractó de su creencia.

Sepa usted que, bajo ningún concepto estoy de acuerdo con el unitarianismo, creo fielmente en la trinidad, no obstante, creo que nuestros métodos de mostrar desacuerdos muchas veces pecan frente al amor de Dios y a la tolerancia que exigimos que se nos tenga.

Esta fue la sentencia dictada contra Servet:

“Contra Miguel Servet del Reino de Aragón, en España: Porque su libro llama a la Trinidad demonio y monstruo de tres cabezas; porque contraría a las Escrituras decir que Jesús Cristo es un hijo de David; y por decir que el bautismo de los pequeños infantes es una obra de la brujería, y por muchos otros puntos y artículos y execrables blasfemias con las que el libro está así dirigido contra Dios y la sagrada doctrina evangélica, para seducir y defraudar a los pobres ignorantes.

Por estas y otras razones te condenamos, M. Servet, a que te aten y lleven al lugar de Champel, que allí te sujeten a una estaca y te quemen vivo, junto a tu libro manuscrito e impreso, hasta que tu cuerpo quede reducido a cenizas, y así termines tus días para que quedes como ejemplo para otros que quieran cometer lo mismo.”

 

(Petit Conseil) de Ginebra

La reflexión que quiero dejar en tu corazón es: Siempre y cuando tengamos como límite el amor al prójimo y el respeto a opiniones diversas a las nuestras, nosotros como iglesia tenemos el derecho de disentir y hacer cuanto entendamos necesario para la preservación del Evangelio.

«Matar a un hombre no es defender una doctrina, es matar a un hombre. Cuando los ginebrinos ejecutaron a Servet, no defendieron una doctrina, mataron a un hombre».



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