Covid-19 y verdad

Covid-19 y verdad

Covid-19 y verdad

Wilfredo Mora

El Covid-19 nos está desapareciendo y el gobierno central aspira que la pandemia lo ayude en las elecciones presidenciales de julio.

Nose trata de morirnos para sobrevivir él, ni de permanecer inmóvil mientras las consabidas autoridades estatales tratan de resolver el problema. ¿Puede haber una verdad mayor en decir que se tiene fines electoreros el Covid-19? No, n la hay; y voy a contarla.

La serie de relatos personales sobre la epidemia que no nos hemos atrevido a enrostrar a las autoridades dice claramente para algunos el significado de esta tragedia; otros desde lejos, de sitios inesperados, ven pasar el problema minuto a minuto.

Antes creímos que en uno meses todo volvería a la normalidad. Hoy, la meta del Covid-19 es el día de las elecciones. La verdad del problema es compensadapor la importancia adquirida, es un pozo en el “juego político”.

Correctamente. Hay políticos que tienen al Covid-19 como su tema de campaña. No es algo que manejan desde las urgencias del hospital, ni desde los casos familiares, sino desde la maniobra y la propaganda para ganar terrenos en los electores.

En san Francisco de Macorís se activaron las alarmas con más fuerza cuando se empezaron a multiplicar los muertos. Las voces de los familiares de los contagiados y fallecidos retumbaron en los medios de comunicación.

Allí se instaló el epicentro, y el gobierno tuvo que actuar. Pero en tiempos de elecciones, allí y por doquier, se hizo creer que fue el candidato oficialista el que está demostrando mejor actitud para que se resuelva la crisis.

Su oferta siempre fueron kits de protección, respiradores y millares de mascarillas. Y todo lo relacionado a la pandemia. En frases de Pepe Mujica (Uruguay), así no se es líder, sino comerciante de la política.

San Francisco de Macorís fue la primera y única provincia que recurrió a las protestas “para lograr mayor atención de las autoridades en la lucha contra el coronavirus”.Pero, “ellos” nunca contestaron a ningún periódico y sus relatos fueron silenciados.

San Francisco de Macorís alcanzó las cifras más altas; hoy ocupa el tercer lugar de más contagiados y de fallecidos por el Covid-19, pero se olvidaron de tomar notas, de romper el silencio. A finales de marzo el Ejército franqueó un convoy de vehículos para desinfectar la ciudad, “la primera del país con transmisión comunitaria del coronavirus” y la primera “bomba biológica”, que sugirió, pues, comenzar el toque de queda.

La verdad del Covid-19 está en lo sucedido en san Francisco de Macorís. El juego de lo que tiene de inmanente y de propio la verdad que relaciona el virus al poder del juego político, puede ser discutido como un problema de soberanía nacional y mostraría a las instituciones en capacidad de ser colaborativas y tener un centro común del problema; pero, también pude ser una superchería de los políticos candidatos, entonces sirven a intereses de unos pocos.



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