*Por Henri Hebrard
Culpa de la COVID-19, el Producto Interno Bruto (PIB) real en pesos ha empezado a caer a partir de marzo 2020, de acuerdo al Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) publicado por el BCRD: -9.4% en marzo, -29.8% en abril, -13.6% en mayo y -7.1% en junio; como resultado de estos cuatro meses consecutivos a la baja (1ª vez desde la Gran Recesión del 2009), el PIB habrá cerrado este 1er semestre 2020 con una profunda caída de un 8.5%, lo que contrasta dramáticamente con el crecimiento del 4.7% registrado hasta junio 2019.
No se trata de una recesión, sino de una verdadera depresión.
El equipo económico del presidente electo Luis Abinader se enfrenta a una tormenta perfecta que combina tres crisis de magnitudes históricas:
- una crisis sanitaria que, lejos de disminuir, ha ido arreciendo, y que pudiese obligar al nuevo gobierno tomar medidas de confinamiento y cuarentena aún más drásticas; es que, como lo advierte la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) “solo aplanando la curva de contagios será posible la reactivación económica”;
- una crisis económica que, si bien es una crisis importada y global, es una crisis que afecta profundamente a la República Dominicana, ya que castiga en primer lugar a los sectores generadores de divisas que han sido los principales motores del crecimiento dominicano; se proyecta una probable caída alrededor del 30% en la generación de divisas, o sea una caída equivalente a US$9,000 millones por debajo de los US$28,786 millones aportados en 2019 por las exportaciones nacionales, las zonas francas, las remesas, la inversión extranjera directa, y por supuesto el turismo; en este último caso, se espera una catastrófica caída en no menos de un 70% de los ingresos por el turismo (US$5,228 millones volatilizados por la caída en las llegadas de turistas a partir de la 2ª quincena de marzo 2020);
- una crisis social que se traduce primero por el enorme incremento del desempleo y de los niveles de pobreza: las cifras de la SIPEN a junio 2020 muestran que se habían perdido cerca de 1 de cada 4 empleos formales, que pasaron de 1,962,593 trabajadores cotizantes (03-2020) a tan solo 1,444,917 cotizantes (06-2020); y por encima de esto, debido al impacto combinado de la caída del PIB en pesos y de la fuerte devaluación del RD$ frente al US$ (en promedio -11.2% en 2020), estamos proyectando en apenas US$77,023.8 millones el PIB al cierre de 2020, o sea una fuerte disminución del 5% en dólares, asumiendo una caída real del PIB del 6.5% en pesos; por este desplome del PIB, el PIB per cápita se caerá este año a US$7,372/cápita, regresando a los niveles de mitad del año 2015, y no volverá a los niveles pre-COVID 19 (US$8,598/cápita en 2019) sino hasta finales del 2024; en otras palabras COVID-19 significará prácticamente una década perdida en términos de riqueza promedio.
Sin duda alguna, esta crisis ha desnudado las grandes limitaciones del modelo socio-económico dominicano, y ha confirmado lo que se sabía y no se quería reconocer: a pesar de ser el país del continente con la más alta tasa de crecimiento económico de los últimos treinta años, ni se ha podido aportar respuesta a los grandes problemas de la sociedad (educación, electricidad, seguridad, desigualdad, y ¿qué decir de la salud?), ni mucho menos este crecimiento se ha convertido en mejoras sostenibles de las condiciones de vida de las grandes mayorías. Por ende, la situación actual es un gran reto, pero también es una magnífica oportunidad para corregir las fallas actuales del sistema que terminó de sepultar la crisis de COVID-19.
Ahora bien, el nuevo gobierno tendrá como primera tarea obligada la reformulación profunda del Presupuesto 2020 que acababa de ser modificado a mitad de año por las autoridades salientes; en efecto, se necesitará sincerar nuevamente a la baja la proyección de ingresos (por la caída adicional del PIB), y al mismo tiempo incrementar muy significativamente las partidas de gastos relacionadas con las respuestas a la COVID-19, tanto desde el punto de vista de salud, como de transferencias sociales y de apoyos económicos directos a las empresas más golpeadas por la caída de actividad.
El Presupuesto 2020 Modificado contemplaba inicialmente que, lejos de crecer en RD$90,000 millones, las recaudaciones quedarían inclusive muy por debajo del año anterior, con lo que, del lado de los ingresos, se generaría una importante brecha de ingresos vs. presupuesto original en RD$106,936 millones.
Pero, además de la brecha de ingresos, se tuvieron que incluir gastos adicionales (o extraordinarios) que representaban una presión adicional sobre el nivel de déficit por un valor total de RD$99,862 millones por encima del presupuesto original.
En resumidas cuentas, entre caída de ingresos y sobregiro de gastos, todo esto llevaría entonces el nuevo déficit por financiar en RD$317,049 millones, antes de identificar ingresos extraordinarios (por unos RD$29,220 millones) y reasignación de gastos corrientes y/o de capital (por unos RD$54,233 millones), con lo que se lograba reducir finalmente el déficit en unos RD$83,453 millones, para proyectarse provisionalmente en RD$233,596 millones.
Ahora bien, es importante recordar que el presupuesto modificado contemplaba un crecimiento 0 del PIB para 2020, objetivo completamente imposible de alcanzar; de hecho, la CEPAL acaba de revisar a la baja las proyecciones del PIB para 2020, estimando una caída no menor al 5.3%, con lo que la caída en los ingresos será muy superior a las proyecciones oficiales, lo que a su vez profundizará aún más el nuevo déficit fiscal. Estimamos un riesgo adicional en la proyección de ingresos no menor a RD$40,000 millones…
Y finalmente, por encima de la caída adicional de los ingresos, habrá de considerar gastos adicionales (o extraordinarios) que no fueron contemplados en el Presupuesto Modificado 2020 más allá del 1º de julio 2020, para cubrir a la vez:
. medidas de corte sanitario: incremento de los gastos de salud durante todo el segundo semestre;
. medidas de corte social: intensificación de los programas de transferencias (FASE 1, FASE 2, QUEDATE en CASA, y PA’TI) por asistencia social;
. medidas de corte económico: plan de relanzamiento de la economía y de soporte a sectores clave (agricultura, industria incluyendo zonas francas, turismo, micro y pequeñas empresas);
Estamos estimando un valor conservador no menor al 1.5% del PIB del 2020 como paquete integral de apoyo a los distintos sectores, o sea un valor redondeado en RD$65,730 millones, por encima del presupuesto original.
Todo esto llevaría entonces el nuevo déficit por financiar en esta modificación de presupuesto modificado a un nivel récord de RD$339,326 millones, equivalente a un 7.7% del PIB reproyectado en RD$4,382,004 millones para final 2020, pero que pudiera limitarse a RD$300,000 millones buscando ahorros excepcionales y/o postergación de gastos de capital programados para este 2º semestre 2020.
En resumidas cuentas, las necesidades adicionales de financiamiento que se habían calculado en el Presupuesto Modificado 2020 en RD$150,909 millones (correspondiente a un déficit fiscal de RD$233,596 millones), subirían hasta RD$217,313 millones (para cubrir entonces un déficit fiscal de RD$300,000 millones, equivalente al 6.8% del PIB reproyectado).
Colocar un Bono Soberano Jumbo en los mercados internacionales, tan pronto como sea factible, es el magnífico reto que le toca al equipo económico del presidente electo Luis Abinader. ¡Nada fácil, pero nada imposible tampoco!
Este Bono Soberano Jumbo permitirá financiar un plan holístico de emergencia sanitaria, económica y social que deberá de declinarse en tres ejes muy íntimamente entrelazados:
- controlar la pandemia;
- reactivar la economía con la debida protección; y,
- reconstruir la economía de manera sostenible e inclusive.
Para lograrlo, entendemos que el presidente Abinader deberá lograr construir un nuevo relato que permita agrupar a la mayor parte de la población, frente a unos meses de grandes retos y sacrificios para toda la sociedad dominicana.
Winston Churchill había logrado movilizar a todo el pueblo británico en 1940 prometiendo “sangre, sudor y lágrimas”; sugerimos humildemente al presidente Abinader ofrecer “liderazgo, transparencia y solidaridad”.
*Henri HEBRARD
Hebrard & Hebrard Consulting SRL
Inteligencia Económica y Comercial
Correo: h.hebrard@henrihebrard.com
Twitter: @HebrardH