El Día 
E l mismo día que el Gobierno anunciaba con toda solemnidad su intención de reducir al mínimo la inseguridad ciudadana, se daban a conocer los resultados de una encuesta según la cual la Policía Nacional es la institución menos eficaz y menos confiable del país.
Podrá pensarse que tan solo se trata de un estudio más, entre tantos que se dan a conocer de manera irresponsable con fines políticos, pero tal posibilidad se desvanece frente al hecho de que la susodicha encuesta fue realizada por la firma CID-Latinoamericana, con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
De manera, pues, que el anunciado Plan de Seguridad Ciudadana descansa básicamente en una institución (la Policía Nacional) en la cual solo cinco de cada cien personas depositan su confianza. Para colmo, tampoco cree la gente en los partidos políticos (un seis por ciento), en el Poder Judicial ni en el Congreso (un ocho por ciento).
No quiero ser un aguafiestas ni echarle un jabón al sancocho, pero la lógica más elemental me conduce a pensar que mientras no tengamos una Policía nueva y depurada, no se deben esperar buenos resultados.
Desde luego, para contar con mejores personas hay que pagarles mejor. ¿De dónde sacar el dinero necesario? De lo que se roban los corruptos; del Barrilito del Congreso; de lo que se malgasta en unas Fuerzas Armadas que prácticamente no sirven para nada; de los Ministerios innecesarios, como los de la Juventud y de la Mujer; de la eficientización del servicio exterior; de los supuestos planes de asistencia social por parte de instituciones que no están para eso; y de otros tantos escapes y filtraciones que el Gobierno está en el deber de corregir.
Sé que es mucho pedir y que es más fácil decirlo que hacerlo. Pero como estamos hablando de lo que nunca se ha hecho
