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Cooperación, fronteras y derechos humanos

Wilfredo Mora Por Wilfredo Mora
Wilfredo Mora
Wilfredo Mora

La recalada a nuestro país del Secretario de Estado de los Estados Unidos, el señor Marco Rubio, es un punto de inflexión para hablar del multilateralismo global, aunque por el momento sea la mejor ocasión que hemos tenido en mucho tiempo, para tratar el tema interno entre Haití y República Dominicana, en clave de esta particular forma de cooperación bilateral, que ha traído serios conflictos, pero, que en realidad, deberá ser asumido como retos, o deberán cesar y dar pie a otra forma de relaciones entre esos países.

Como sabemos, las deportaciones llevadas a cabo por el presidente Donald Trump han expuesto la naturaleza y la identidad de los Derechos Humanos en RD, con fuertes quejas hacia la cooperación de las ONG,s, y que llevan programas contrarios al propio gobierno de EE. UU. y nuestros países.

El multilateralismo entre Haití y la República Dominicana tiene características únicas y complejas debido a la relación histórica, cultural y política entre ambos países.

De una larga trayectoria de relaciones históricas conflictivas (la relación entre Haití y la República Dominicana está marcada por una historia de tensiones y conflictos, desde que la Ocupación haitiana de la parte dominicana de la isla en el s. XIX), ha controvertido una prolongada historia de penetración, marcada por la más intensa emigración y ola de debate sobre los derechos de los haitianos en la República Dominicana.

En mi opinión, la cooperación multilateralista en cualquier materia ha fracasado, si bien debemos reconocer que existen acuerdos bilaterales para mejorar el control en la frontera común, aunque esto a menudo se ve empañado por la violencia y las tensiones políticas.

Tras el terremoto de Haití en 2010, hubo muchos esfuerzos multilaterales de asistencia humanitaria. Después de ahí, todo en ese país degeneró en crisis política y hoy, la nación más pobre del continente americano, está sumida en la peor de las violencias, con la incursión de bandas criminales que ya ha desestabilizado los últimos gobiernos, incluyendo el actual.

Se está hablando de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, fundada en 1961, por el presidente Kennedy, para financiar a cualquier ente que resulte útil a su política de seguridad nacional.

Puede considerarse que esta Agencia es la que ha estado promoviendo el multilateralismo entre ambos países, y en general, en los más de 100 de ellos, a escala global, financiando a activistas, agitadores, golpistas, medios de comunicación, universidades y todo tipo de ONG,s, con el propósito de aplicar políticas que suponían una injerencia clara y directa en los asuntos internos de la soberanía de un país.

Esas labores “subversivas” contaron con un presupuesto colosal superior al del Departamento de Estado (unos 50 mil millones anuales). Y esta ha sido la principal causa de que esa colaboración globalista y multilateralista, con miras a resolver los problemas complejos en los últimos años se haya infestado de la ideología de izquierda (del Partido Demócrata), forjando un mar de prebendas y de privilegios para los intermediarios.

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