Dentro de los controladores aéreos hay un grupo que, como la “gatita de María Ramos”, tira la piedra y esconde las manos. Hace tiempo vienen denunciando presiones que contra ellos ejercen funcionarios del IDAC, que no señalan.
Pero por el lenguaje que emplean sobre una eventual tragedia aérea son ellos los que están chantajeando. Incluso el año pasado, en la inauguración de la Sede de Navegación Aérea, deliberadamente “alguien”, bajo el pretexto de un “accidente”, desparramó un termo de café sobre un costoso equipo adquirido en Francia.
Entonces de qué falta de instrumentos hablan.
Con sus denuncias buscan dos cosas: Una empañar la encomiable ejecutoria del doctor Alejandro Herrera, para hacerlo saltar del cargo y en su lugar se designe una persona que puedan manipular, y la otra es que ambicionan otro aumento de sueldos.
En agosto pasado se les aumentó el salario. Los sueldos de estos “patriotas” oscilan entre los 75 y 120 mil pesos mensuales. Si no están conformes lo que deben hacer es renunciar e irse a controlar los aviones y chichiguas del Malecón.
