El Día 
Las protestas de abogados contra la extendida cuarentena en los tribunales de justicia han tenido una respuesta del Consejo del Poder Judicial, que ha anunciado para el día 1 de julio la apertura virtual de todo tipo de procesos en todas las materias y tribunales.
Tal vez haya sido una coincidencia que el martes, cuando fue dado a conocer el documento con la decisión del Consejo, el Colegio de Abogados hacía la solicitud de que sean abiertos los tribunales en su totalidad y de urgencia, desde luego, con la adopción de las medidas de seguridad requeridas para el bien de la justicia y sus auxiliares.
Muchos abogados deben de echar en falta el trajinar propio de los tribunales, pero la solución encontrada por el Consejo del Poder Judicial marca una buena distancia de la solución que debían de estar esperando los que, de manera particular, han estado reclamando la apertura de los trabajos en este Poder del Estado, y de lo que esperaba la entidad que les da una voz colectiva cuando el pasado martes hacía el reclamo por boca de su presidente, el señor Miguel Surum.
Cierto, la paralización de los tribunales, de la justicia en amplio sentido, muestra a un Estado cojo. Y a esto, como reclaman juristas que quizá tienen meses “frenando en el aro” debido a la falta de actividad en una profesión en la que se gana si se trabaja, hay que ponerle remedio, por la razón material y por la institucional.
La solución dada por el Consejo, sin embargo, llega acompañada de un detalle que obligará a muchos, que hasta ahora habían permanecido lejanos, a involucrarse con las tecnologías de la comunicación en todas las materias y a todos los niveles.
A modernizarse o actualizarse llaman, que el tiempo apremia.
