Una visión cínica de la vida política dominicana sostiene que el único elemento continuo en el desenvolvimiento del Estado es el de la reelección presidencial, que nunca es suficiente, ni siquiera cuando es permitida por la Constitución de la República.

Ahora encontramos elementos de continuidad en por lo menos dos obras públicas y llama la atención que estén teniendo lugar con administraciones de partidos diferentes.

De una de ellas, la extensión de la denominada Línea II del Metro de Santo Domingo, se contó con información servida el fin de semana por la Oficina para el Reordenamiento del Transporte.

Este servicio será extendido hasta Los Alcarrizos y de acuerdo con la entidad a cargo, las bases de la obra están a la vista.

De la otra, identificada como Paseo del Río, se puede apreciar su importancia para un gran vecindario con sólo estar dispuesto a visitar el tramo abierto a peatones desde enero pasado. EL DÍA, trae hoy un reportaje.

Del Metro se decía que el presidente Danilo Medina no quería ponerle la mano porque había sido impulsado por Leonel Fernández y que finalmente accedió porque se lo había pedido el poco después asesinado alcalde de Santo Domingo Este, Juan de los Santos.

Ahora la actual administración se muestra empeñada en terminar una obra que pone en valor a sectores junto a los ríos Ozama e Isabela, iniciada por la administración Medina, y en sumar un nuevo tramo al Metro a pesar de su olor a Fernández.

La continuidad del Estado y la continuidad de las obras son hechos y conceptos distintos, pero en el primero, una de las características deseables en la administración pública, puede entrar perfectamente el segundo.
Esperemos que sea una buena lección para la política y los políticos. Las obras de provecho no deben ser abandonadas.