Nueva York.-Aquellos que recuerdan la introducción del euro al mercado europeo es muy probable que le digan que la incursión de esa moneda hizo que los precios se duplicaran.
Pero esa afirmación no tiene nada que ver con la realidad.
La inflación fue de 2,2 por ciento en 2002 y se mantuvo en torno de ese nivel durante años, pero lo más probable es que ese veredicto no influya en su interlocutor.
Un estudio del Banco Central Europeo, basado en datos de la Comisión Europea, demuestra que los consumidores en su conjunto sobrestiman el aumento de los precios. Sin embargo, hay mucho más en esa percepción sesgada que las quejas inapropiadas de los compradores desde Roma a Dublín.
Su sobrestimación tiene consecuencias significativas para los políticos y los líderes de bancos centrales.
Entre 2004 y mediados de 2015 la tasa media de inflación percibida en la zona euro fue del 9,5 por ciento, “considerablemente por encima” de la tasa de inflación promedio real del 1,8 por ciento.
Para la Unión Europea, la inflación percibida fue del 9,8 por ciento frente a la cifra real del 2 por ciento.
La magnitud del error de juicio varió según la educación, el género y el desempeño de la economía, y la divergencia entre países resulta sorprendente.
Pese a las recurrentes noticias espantosas en los medios sobre precios galopantes, los alemanes tienden a sobrestimar menos la inflación que la mayoría de sus pares europeos, mientras que en los países donde la inflación es más alta (por ejemplo, Bulgaria, Letonia o Rumanía) o donde la economía no ha tenido buenos resultados (por ejemplo, Italia o Grecia), la percepción se aparta mucho más de la realidad.
Los suecos, Irlandeses, daneses, franceses y belgas son los más precisos.
Según el estudio, “los consumidores son más propensos a sobre estimar la inflación durante los períodos de recesión”.
Además, desde el inicio de la moneda única, cuando la divergencia entre la percepción y la realidad alcanzó su máximo nivel, la situación ha ido mejorando lentamente, quizá con la ayuda de una inflación cercana a cero en los últimos años.
¿Qué tanto importa?
No obstante, pese a subestimar el nivel de la tasa de inflación, los consumidores ven con bastante claridad si se está acelerando o frenando.
Pero ¿importan estas percepciones? Sí, si no se las toma al pie de la letra.
Ante todo, la variación entre países y niveles sociales puede decirnos algo sobre el funcionamiento de la economía.