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Construcciones ilegales: cuando el astigmatismo es una elección

Construcciones ilegales: cuando el astigmatismo es una elección
Paola Mateo

“Visión borrosa”, es la definición más simple que dan expertos en la materia al astigmatismo, una condición ocular que padecen por elección titulares de instituciones con funciones que garantizan la vida y que mal ejercidas podrían literalmente aplastarla.

El crecimiento vertical de la ciudad de Santo Domingo es incuestionable, la imponente vista de avenidas como la Anacaona y el exclusivo sector Piantini “mutean” cualquier atisbo de dudas incluso antes de germinar en la mente ciudadana.

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Pero detrás de ese desarrollo que nos otorga un vestido de modernidad ante el mundo, se esconde una ventana al desastre que sabemos que está ahí, formando parte de la “torre de lo que hay que regular en República Dominicana”, pero no nos importa.

Pongamos el primer block para ir dando forma a lo que quiero exponer. Disculpen las recurrentes metáforas, me gusta usarlas.

Para la construcción de esos altos edificios, y más cuando sus niveles superan cierto número, se requieren unos permisos y hay protocolos, estudios de suelo y un pliego de requisitos que no mencionaré aquí, qué juntos dan paso a los cimientos del que se convertirá en la materialización de uno de los principales sueños de toda persona: tener una casa propia. Pero la cereza de ese pastel cimentado en metros cuadrados se llama supervisión, y ahí es donde, de manera peligrosa, se ha elegido voltear la mirada y, en ocasiones más vergonzosas, ver y, acto seguido, ignorar.

“La mayoría de las construcciones en el país son ilegales”, no nombraré al ministro de Obras Públicas que lo afirmó en una ocasión porque no es lo importante.

Lo importante es la realidad y la verdad que cargan esas declaraciones que son motivo de un llamado a revisión y al inicio de un proceso de regulación profundo en el sector.

Hay responsables, siempre los hay, desde el que está consciente de la irregularidad y no la denuncia, el que la aprueba y el encargado de vigilar, planificar, establecer políticas y confirmar que la construcción se está realizando cumpliendo con los requisitos aprobados: si se autorizó un edificio de 5 niveles no se puede construir uno de 10, al menos así debería ser. Es sólo una explicación llana.

Las construcciones irregulares en el país no son nuevas, no es un mal que se pueda erradicar de un día para otro, es cierto.

Pero hay que empezar hoy, con levantamientos, estudios, paralizaciones y penalizaciones; no eligiendo no ver el problema que “rasca el cielo” y que de manera indetenible seguirá creciendo en sentido vertical, no sólo en sectores de la ciudad capital.

*Por Paola Mateo

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