
Agatha Christie leía 200 libros al año, mientras que el fundador de Facebook, Mark Zuckerberh, acaba un libro cada dos semanas. El presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, leía un libro al día, incluso dos o tres si tenía una noche tranquila. ¿Pero cómo pueden hacer esto los meros mortales?
Harriet Klausner, una bibliotecaria de escuela que murió el año pasado, era o bien una de las lectoras más rápidas de la historia, o alguien que "economizaba" con la verdad.
Klausner logró finalizar unas sorprendentes 31.014 críticas de libros en Amazon,leyendo a veces seis libros al día. Pero no todo el mundo aceptaba esta cifra y un grupo de críticos intentaron desacreditarla.
Ella se defendió señalando que algunas de las novelas románticas que leía eran tan cortas y sencillas que se las podía cepillar en una hora. Y Klausner ofreció una explicación sencilla para su entusiasmo: "Si un libro no me interesa cuando llego a la página 50, dejo de leerlo", le dijo al Wall Street Journal.
Los logros de Klausner pueden ser más propios del reino de la fantasía, peromuchos de nosotros desearíamos poder leer más. Acabar más libros, acumular más conocimiento, apreciar más la literatura.
Distraidos por las series de televisión, los partidos de fútbol y las tendencias en Twitter, parece que cada vez se nos hace más difícil encajar la lectura en nuestras vidas.
Un libro cada 2,4 días
