“La Revolución Socialista de Octubre de 1917 despertó la esperanza en la humanidad, sobre todo en las masas explotadas y empobrecidas, como ningún acontecimiento social lo había hecho desde la revolución francesa”.
Reyna Rosario, directora del Instituto de Historia de la UASD, hizo la consideración al presentar el más reciente número de la revista “Ecos”, órgano de esa entidad, dedicado a los 100 años de la Revolución Rusa, en la que se recogen ponencias de académicos y analistas políticos dominicanos en el seminario celebrado con motivo del centenario de ese hecho.
También estuvieron los doctores Gariev Andrei y Savchenkova Natalia, del Instituto Energético de Moscú.
Participaron, Roberto Cassá, Rafael Báez Bisonó, Elíades Acosta Matos, Pedro Sotolongo, Carmen Durán, Félix Casas, César Pérez, Josefina Záiter, Aquiles Castro, Narciso Isa Conde, Odalís G. Pérez, Amaury Pérez Vargas, Armando Morales Billini, César Cuello Nieto y otros. La publicación, de 302 páginas e ilustrada con fotos, contiene, además, una sección de “Documentos” sobre el tema.
El encuentro se inauguró el siete de noviembre de 2017, organizado por la facultad de humanidades, el Instituto de Historia y la facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la casa de estudios.
El primer expositor, Roberto Cassá, manifestó que la Revolución Rusa “no fue tanto el resultado de una contradicción económica derivada del desarrollo capitalista, sino más bien de la posición particular de Rusia en el concierto internacional”.
Agregó que “Rusia se hallaba a medio camino entre un atraso casi medieval y una potencia moderna sustentada en un aparato industrial, lo que daba lugar a conflictos derivados de los moldes arcaicos de explotación de trabajadores y campesinos. En último caso, pues, la revolución estuvo conectada con un desarrollo capitalista limitado, imbricado con la continuidad de estructuras arcaicas”.
El historiador hizo un análisis de las posiciones y diferencias entre los protagonistas, sus antecedentes, efectos de la contienda, pensamientos, contradicciones. Citó a Lev Trotski, Marx, Engels, Plejánov, Struve, Alexander Miliukov y muchos otros.
La novedad de la acción, significó, “radicó en que persiguió transformar la suerte del género humano. No se limitaba a modificar la situación de un país en un momento determinado, sino que buscaba abrir una dinámica que diera lugar al derrocamiento del capitalismo y a la implantación del socialismo”.
Concluyó afirmando que “el formato actual del movimiento socialista está compelido a integrar las viejas aspiraciones clasistas contra la explotación directa por el capital con un conjunto de aspiraciones que tocan la cotidianidad”, como las del género femenino, de minorías variadas, nacionales y étnicas subordinadas, preservación de la ecología, reivindicación del hábitat para la vida digna, entre otras.
Según sus apreciaciones, “no basta, como antaño, con conjugar reformas y revolución en contra del “revisionismo” y del “izquierdismo infantil” sino que es necesario imprimir nuevas direcciones al cuestionamiento del capitalismo”.
Portada del más reciente número de la revista “Ecos”