Lo pedido por el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Mariano Germán, en audiencia solemne por el Día del Poder Judicial, en presencia del presidente Danilo Medina, es un viejo clamor de la judicatura. Inclusive, constituye una demanda casi de toda la sociedad.
Hay prácticamente coincidencia en la urgencia de mayor presupuesto para el sistema judicial, en virtud de que resulta vergonzoso que se ventilen audiencias en furgones o en lugares en pésimas condiciones, como resulta en la actualidad.
La Justicia debe ser revestida de la honorabilidad que merece, lo que también tiene que devenir en sentencias justas y emitidas por la vara de la igualdad para todos los ciudadanos.
Los actores de esta instancia, por igual, cuentan con la Constitución y las leyes como sus herramientas vitales para la cohesión social. Sus fallos tienen que gozar de la credibilidad y la confianza de la colectividad.
De ahí que los jueces y todo el personal administrativo, desde la cúspide de la misma Suprema hasta las esferas inferiores, urgen de salarios dignos y de otras facilidades que sirvan de freno para desdeñar cualquier tentación de actividades que solo persiguen desarticular el aparato judicial y la seguridad jurídica del país.
Rescatar la credibilidad, en tanto, debe ser el principal norte de las autoridades judiciales.
