SANTO DOMINGO.- La Conferencia del Episcopado Dominicano ve con preocupación que amplios segmentos de la población joven muestren niveles de apatía, displicencia, ausencia de apasionamiento, devoción y temor en participar de las luchas para la construcción de un porvenir colectivo de paz, de dignidad y de libertad democrática.
Sin embargo, en su Carta Pastoral titulada “Escuchar y acompañar a los jóvenes en un proceso de discernimiento”, por motivo de la celebración de la solemnidad de La Altagracia, los representantes de la Iglesia Católica reconocieron el valor, heroísmo y sentimiento patriótico de muchos jóvenes que han contribuido con el consentimiento y desarrollo de la democracia del pueblo.
Destacaron el protagonismo que han ejercido los jóvenes a lo largo de la historia del pueblo dominicano desde la Independencia, la Restauración y los grandes procesos democráticos y revolucionarios.
«También valoramos el aporte de tantos jóvenes que se han destacado en las artes, el deporte, el ámbito empresarial y educativo convirtiéndose en líderes y referentes a nivel nacional e internacional. Es admirable el esfuerzo que hacen tantos jóvenes que en medio de las precariedades económicas viven dignamente, trabajando y estudiando, buscando superarse para alcanzar la meta que desean y ayudando de esta forma a sus familias», expresaron los obispos.
Los obispos recordaron a los padres que es su deber acompañar a sus hijos en el proceso de formación.
Asimismo, pidieron perdón a los jóvenes y sus familias que se han visto afectados por cualquier anti-testimonio de algunos miembros de la Iglesia.
«Que debilidades de algunas personas de nuestra comunidad eclesial no les desanimen. Que la fragilidad y los pecados no sean la causa de perder su confianza. La Iglesia es su madre, no les abandona y está dispuesta a acompañarlos por caminos nuevos», sostuvieron.
Llamaron a los adultos y las instituciones educativas, sociales, políticas y religiosas a poner la atención necesaria a los jóvenes que son el presente y el futuro de la Iglesia y de la sociedad.
«En este proceso proponemos tres pasos fundamentales: escuchar, discernir y acompañar; un joven no puede alcanzar lo que aspira si no tiene quien le escuche, quien reflexione con él y quien le acompañe en su camino, por eso los adultos y las instituciones educativas, sociales, políticas y religiosas deben poner la atención necesaria a este segmento de la población dominicana que son el presente y el futuro de la Iglesia y de la sociedad», precisó.