Conciencia tranquila y corazón limpio, la clave de los 100 años vividos por «La Madrina”
El Rosalito, San José de Ocoa. – Tiene 100 años, recuerda limitadamente su memoria. Ha trabajado hasta el cansancio y el estropeo. Caminaba hasta cinco horas para bajar al pueblo. El café y otros cultivos siempre fueron su pasión.
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La Madrina, Ana María Martínez, nació en Ocoa, pero apenas llegada la vida la monte arriba, al Rosalito, donde la encontramos barriendo su rancho en las empinadas lomas de esta comunidad montañosa, de difícil acceso, donde residen junto a 200 familias.
Con memoria lúcida, su piel con buena textura, sus músculos ligeramente desgastados, ha visto gobernar a 9 presidentes, vio caer una dictadura, observar desde lejos una guerra civil y ver los atardeceres y rocíos con sus ojos azul clareados.
La clave de su larga vida lo explica. “Tener la conciencia tranquila, no hacer daño a nadie y el corazón limpio”, dijo fluidamente, mientras conversaba en el vetusto portal de su casa de tabla.
“Yo no me meto con nadie”, afirma y agrega “yo tengo el corazón muy limpio”.
Contó que su padre la transportaba junto a otros tres hermanos en árganas montadas en mulos y caballos y, cuando llegó a ser independiente, se trasladaba a Ocoa a pie y a caballo, por ríos y montes.
La difícil vida en estas lomas, sin carretera en buen estado, con las sequías intermitentes, la falta de agua potable y las comodidades para llevar una vida decente, no le han quitado la sonrisa.
A las mujeres de este tiempo les aconseja que caminen porque, según entiende, “ahora no van ni de aquí allí”.
Aunque ha comido de todo, dice que su dieta se basó en mucha carne y leche.
Durante toda la entrevista (se puede ver completa en la cuenta Instagram @eldivodelasalud), sonreía a viva dentadura mirando siempre de frente, sin cargar fardos de pasados de tristeza.
Hasta que los años manguaron su vitalidad y la alejaron del conuco y las cosechas de café, trabajó duramente para mantener varios hijos.
Su principal preocupación ahora, que el alba llega a su vida, es que la comunidad no tiene agua, un acueducto construido por la comunidad con apoyo estatal y de la sociedad civil está roto desde hace tres meses.
La comunidad El Rosalito espera que la mano de los políticos, autoridades, gobierno y sociedad civil llegue de nuevo para resolver esa situación que afecta la vida doméstica y las cosechas.|
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